Date: Tue, 12 Jul 2011
Hola:
Al fin, y después de meses de especulaciones, se ha disipado uno de los recientes misterios de la gastronomía bogotana: ya se sabe qué y como es el nuevo restaurante de Harry Sasson. No es como Harry's Bar. No tiene nada que ver con Balzak, ni con Harry's Bakery, ni mucho menos con Wok y Satay, el primero de sus restaurantes al cual remplaza y del cual solo conserva un plato oriental en la carta. Si acaso se parece a Club Colombia, pero únicamente en que está en una elegante casona restaurada.
Hace un mes, con la discreción que permiten las misteriosas acumulaciones de carros en la Carrera 9ª, frente al Gimnasio Moderno, abrió, sin aviso distinto a la dirección, el nuevo Restaurante Harry Sasson, (Carrera 9 # 75-70, Teléfono 347-7175, www.harrysasson.com – website que está apenas en construcción) A pesar de que la promoción ha sido mínima, era tanta la expectativa por lo que estaba haciendo Harry que desde el primer día está lleno. Es imperativo hacer reserva.
La verdad es que el restaurante es impactante. Por fuera es una de las pocas mansiones que aún quedan en pie en el barrio El Nogal. Curiosamente había pasado desapercibida porque estaba detrás de un alto muro de ladrillo que la ocultaba a los transeúntes. Unos días antes de abrir Harry remplazó el muro por una transparente reja que deja a la vista el amplio antejardín y la elegante construcción estilo tudor bogotano circa 1940. La casa por fuera ha sido cuidadosamente restaurada. Por dentro ha sido totalmente vaciada: la primera planta es un gran comedor sobriamente decorado con varios rincones que se forman gracias a la forma irregular de la construcción, con alrededor de 20 mesas grandes casi todas para 4 comensales, elegantes, sencillas y con asientos cómodos, algo no muy frecuente en restaurantes. El tono dominante es madera.
El segundo piso, también sin divisiones excepto por un reservado, es un amplio bar lounge. Tiene un alto techo de dos aguas ya que en la adaptación de la casa eliminaron la mansarda. Está cubierto de madera lo que le da a toda el área una sensación de tranquilidad, casi de solemnidad. Gracias a unos pocos muebles antiguos pesados y elegantes, dos arañas de cristal que cuelgan del techo, algunos accesorios decorativos bastante rococós, y mucha amplitud entre los varios ambientes (mesas, sofás, "estares", barra de bar) el lounge es un sitio muy agradable para tomar un aperitivo antes de pasar a la mesas.
Como todas las casas de ese vecindario y de esa época, esta tiene un gran jardín que Harry ha aprovechado para duplicar el número de mesas que tiene en el comedor. Cubrió el jardín con una gran caja de vidrio sostenida por una sólida estructura metálica de forma caprichosa y pintada de blanco, que contiene además una barra de bar, una gran cava de vinos también hecha en vidrio, y una larga cocina a la vista con parrilla, horno de leña y una robata (de esto mas adelante). Todo lo anterior puede sonar desastroso, pero te aseguro que quedo muy atractivo. De hecho tengo la impresión de que es tan atractivo que es la zona preferida de muchísimos de los comensales.
Pero todo esto son detalles. Vamos a lo básico que es la comida: hasta ahora solo he ido una vez, de manera que solo puedo opinar en términos generales sin entrar a detallar mucho platos. La carta es corta pero variada: hay algo para cada gusto. Hay un poco de todo y varias etnias están representadas. Y tiene algo que es muy novedoso, la ya mencionada robata, que me imagino que Harry trajo de Japón donde es una forma tradicional de preparar viandas con fuego de carbón vegetal, o de los Estados Unidos donde la han adaptado algunos restaurantes japoneses muy in que quieren ofrecer algo distinto a los ya demasiado comunes teppanes y sushis.
Las robatas de Harry, según explicó nuestro mesero, son preparadas sobre una plancha de piedra volcánica y figuran en la carta como Entradas Calientes; pueden ser carnes (lomito, cordero, costilla de res) o vegetales como por ejemplo espárragos. Sus precios están alrededor de los $ 20.000. Probamos varias y nos gustaron y mucho.
Los platos principales cuyos precios giran alrededor de $ 50.000 son sencillos y muy bien preparados, pero siguen una tendencia que no me gusta: los acompañamientos los ofrecen y cobran por aparte. Valen alrededor de $ 12.000 cada uno y las porciones alcanzan para al menos dos personas.
La carta de vinos es muy variada y los hay de todos los precios. Por $80.000 ofrecen algunos que en mi opinión son bastante agradables. Y tienen algo que aquí es casi desconocido: puedes pedir media botella de cualquiera. Te la decantan y te cobran la mitad del precio.
Los postres son buenísimos y están en $ 14.500. El servicio es excelente pero pausado. La tónica es que la comida hay que disfrutarla tranquilamente.
La próxima vez que vayamos Yarka y yo pensamos pedir una ensalada, cuatro entradas de las cuales al menos dos serán robatas, una carne y un pescado, dos acompañamientos, y uno o dos postres. Lo acompañaremos con medias botellas de dos vinos diferentes y tendremos nuestro propio menú de degustación de 9 pasos con cuasi maridaje. Pero pensándolo bien, como las porciones que sirve Harry son generosas y es pecado que se desperdicie esa deliciosa comida, vamos a invitar a alguien que nos acompañe.
En resumen el nuevo Restaurante Harry Sasson va a ser uno "de los de mostrar" en Bogotá. La carta es interesante, y como es de esperarse de Harry, todo lo que vimos y probamos nos pareció de primera. Los precios son - como también era de esperarse - altos, pero no ofenden. Para calificarlo en la Escala de Zagat (de 1= pésimo a 30 = absoluta perfección) yo lo califico así: Comida: 27, Ambiente: 27, Servicio: 26; Precio: Caro. En la Escala de Jaeckel (Categorías A: no debí haber ido; B: fui y no pasó nada; C: fui y podría volver; D: uno de mis favoritos) lo pongo en D: podrá ser uno de mis favoritos, y no solo porque queda a menos de tres cuadras de mi casa.
Para terminar, y cambiando tema de la gastronomía actual a la histórica, tengo mas adendums a mi reciente adendum. Yezid Castaño, que además de todos los ya mencionados créditos, es gran conocedor de la historia lúdica de nuestra querida Bogotá, adicionó su nota inicial sobre bibliotecas con una muy interesante sobre gastronomía. La remito como anexo a esta crónica y recomiendo abrirla y leerla detalladamente. De ella llegué a la conclusión que, contrario a lo que yo pensaba, las zonas gastronómicas de Bogotá no se iniciaron con el Parque de la 93 sino a mediados del Siglo XX en el Barrio Restrepo con, entre otros, los restaurantes Donde Canta la Rana, Las Bandejitas y El Pescadero del Sur que siguen tan vigentes hoy como antes.
Y Oscar Perez, creador de las ferias en Bogotá y ex embajador de Colombia en México, me recuerda otros grilles que hicieron época. El Grill Montecarlo que fue uno de los primeros si no el primero, en los altos del Teatro Colombia (hoy Jorge Eliecer Gaitán) en el espacio que hoy ocupa la Cinemateca Distrital. Había otro grill en los altos de un cine, La Casbah, que quedaba en el Teatro Mogador. También menciona el Grill Miramar que prudentemente describe como discreto, grato y romántico. Cuando yo recuerdo el Grill Miramar me trae a la mente una frase de Klim en El Epistolario de un Joven Pobre: refiriéndose a los barcos del rio Magdalena decía "las fiestas de primera se hacen con las pasajeras de segunda": nosotros las llamábamos "numeritos".
Un abrazo,
Juan Jorge Jaeckel
Nota de respuesta de Yezid Castaño a mi solicitud de datos sobre la gastronomía bogotana de antaño:
“ ……Yo voy a ayudarte, de otra parte, en tu propósito de escribir sobre la
lúdica en Bogotá en epocas pasadas. Mi familia materna llegó a Bogotá
hace muchos años, yo llegué a partir de 1966 y el tema me interesa
mucho. Te voy a ayudar también con la familia de Lucía que es
bogotana-bogotana y quiero incluir temas que también nos interesan de
esas épocas como el gastronómico para apoyar la excelencia de los
platos en los grilles de la época.
En efecto, yo he ido muchas veces a almorzar a dos restaurantes en la
zona sur de Bogotá que fueron fundados en los años cuarentas. Se trata
de "Las Bandejitas" y "Donde Cantan las Ranas". Hoy eso nadie lo
advierte. He ido con Nacho Cajiao a los llamados "corrientazos" de las
calles 13 y 14 entre carreras 7a y 4a a probar las delicias bogotanas
de hace 60 y 70 años....A ellos no entran los "famosos de la
farándula" pero se comen bocados de cardenal. Estos restaurantes, mal
llamados corrientazos, son vecinos de la casa de las Rodriguez
Fonnegra en donde los Presidentes de la República almorzaban con
ajiaco antes de la posesión. Creo incluso que la hoy llamada receta
auténtica del ajiaco bogotano es ajustada en esa ceremonia de
tradición y justammente desde los años cincuentas. Eran épocas en las
cuales se comia muy bien, recuerdas la bouillabaise de los jueves en
el Hotel Continental?”
lúdica en Bogotá en epocas pasadas. Mi familia materna llegó a Bogotá
hace muchos años, yo llegué a partir de 1966 y el tema me interesa
mucho. Te voy a ayudar también con la familia de Lucía que es
bogotana-bogotana y quiero incluir temas que también nos interesan de
esas épocas como el gastronómico para apoyar la excelencia de los
platos en los grilles de la época.
En efecto, yo he ido muchas veces a almorzar a dos restaurantes en la
zona sur de Bogotá que fueron fundados en los años cuarentas. Se trata
de "Las Bandejitas" y "Donde Cantan las Ranas". Hoy eso nadie lo
advierte. He ido con Nacho Cajiao a los llamados "corrientazos" de las
calles 13 y 14 entre carreras 7a y 4a a probar las delicias bogotanas
de hace 60 y 70 años....A ellos no entran los "famosos de la
farándula" pero se comen bocados de cardenal. Estos restaurantes, mal
llamados corrientazos, son vecinos de la casa de las Rodriguez
Fonnegra en donde los Presidentes de la República almorzaban con
ajiaco antes de la posesión. Creo incluso que la hoy llamada receta
auténtica del ajiaco bogotano es ajustada en esa ceremonia de
tradición y justammente desde los años cincuentas. Eran épocas en las
cuales se comia muy bien, recuerdas la bouillabaise de los jueves en
el Hotel Continental?”
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