Mon, 23 Apr 2012
Hola:
Nuevamente estamos de viaje y esta crónica la escribo cruzando el Océano Atlántico a bordo de la M/N Silver Spirit, de Silversea Cruises. Pero ese será tema de una crónica futura. Hoy me quiero referir a nuestro paso por Barbados a donde llegamos con unos pocos días de anticipación al zarpe porque, aunque no somos gente de playa, si queríamos conocer algo de la isla.
Barbados, en el extremo oriental del Mar Caribe, es una pequeña, ondulada y muy verde isla/país de 34 kilómetros de largo y 23 de ancho en sus puntos extremos, habitada por algo menos de 300.000 personas, que desde 1966 es un estado libre e independiente dentro de la Comunidad Británica. Barbados, que se ve prospero, y se oye bullicioso con el omnipresente sonido de reggae y de steel drum bands vive de la agricultura, principalmente caña de azúcar y en consecuencia ron – una marca, Mount Gay, tiene mas de 300 años de tradición, es excelente y se consume por galones - y de turismo de gama alta. Aunque es un país muy pequeño, uno de los instintos básicos del hombre - crear burocracia – se nota: por todos lados se ven pequeñas construcciones con avisos que las identifican como Ministerio de Esto y Ministerio de Aquello Otro.
Como Barbados es pequeño y manejan por la izquierda pensé en tomar un taxi por horas para que nos paseara (se negocian de US$ 30 a 40 por hora), pero Yarka me recordó que una de las cosas mas valiosas que aprendió en su año en el London School of Economics fue manejar al revés; de hecho Yarka tiene un switch que le permite cambiar instantáneamente de lado: igual maneja por la derecha que por la izquierda: en ese aspecto es ambidextra. Decidimos alquilar de Dollar un carro mediano, nuevo, muy bien equipado, con cubrimiento total de seguros sin deducible, por US$ 90 el día. Y así, tal como sucede cuando estamos en Japón, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelandia, y tantos otros lugares donde me paraliza la posibilidad de confundir la dirección del tráfico, arrancamos con Yarka al timón.
Pero ojo! Para andar en la isla en carro alquilado es indispensable usar un GPS ya que la señalización en el mejor de los casos es mala. Pero el GPS no es fácil de programar porque las direcciones no existen. Lo máximo que uno puede obtener es el nombre del pueblo o del barrio - y en algunos casos la calle - en que queda lo que uno busca….. Pero las calles cambian de nombre cada pocas cuadras. Si uno va a un sitio conocido – como generalmente es el caso – la mejor forma de programar el destino es buscarlo por nombre entre Puntos de Interés. Las agencias alquiler de carros también alquilan GPSs, y valen menos de US$ 10 por dia.
Casi la tercera parte de la población de Barbados vive en Bridgetown, la capital, una pequeña ciudad que solo se puede describir como ecléctica: es de todo, tiene de todo y todo esta cuidadosamente distribuido en forma rigurosamente aleatoria: hay ligeras edificaciones de vidrio y acero junto a sobrios y pesados edificios públicos de piedra, del mas puro estilo victoriano, rodeados de construcciones Art Deco, todo bordeado por pintorescas casita de madera pintadas en vivos y variados colores. Si el viejo Miami Beach uno lo asocia con tonos pastel, a Bridgetown hay que asociarlo con colores fuertes con énfasis en tonos biches.
Bridgetown se puede conocer fácilmente en una o dos horas. Vale la pena mirar el Parlamento, la Catedral de St. Michael, la Vieja Sinagoga, fundada por una comunidad judía que emigró de Brasil a Barbados en 1654, y el colorido Mercado Publico. Vale también una mirada a The Garrison, donde hay una serie de antiguas construcciones militares, la mayoría todavía en uso y un hipódromo, que data de 1880 y dicen que es el mas antiguo en continuo funcionamiento en el continente americano.
La actividad turística esta en las dos costas: la costa atlántica (oriental) tiene unas pocas playas que solo son populares con los aficionados al surfing ya que el mar es muy picado y tiene fuertes corrientes. Lo que justifica conocerla son algunos acantilados que generan dramáticos paisajes marinos. Son Wow!
Las mejores playas están en la costa caribe (occidental) donde, por ende, se concentra la actividad turística. Algún promotor decidió llamarla The Platinum Coast. No hay grandes torres hoteleras ni anchos bulevares. Lo que abundan son conjuntos y condominios, la mayoría de gama alta, algunos con campos de golf, casi todos dispuestos a recibir huéspedes por estadías cortas. También hay uno que otro pequeño hotel. Las mas lindas playas, condominios de la gama mas alta, lo mismo que una concentración de tiendas de marca y restaurantes de primera categoría, están en los alrededores de Holetown, a algo mas de 10 kilómetros al norte de Bridgetown (eso en Barbados es lejos).
Lo que realmente nos sorprendió de Barbados es la variedad, pero sobre todo la calidad de restaurantes que hay en la pequeña isla. No tuvimos oportunidad de comer en muchos, pero si vimos algunos y oímos elegías sobre varios: hay una lujosa revista que se llama MENU que publica descripciones, fotos y las cartas de 70 de ellos: es una magnifica guía sobre mucho, pero no todo, lo disponible. Como dato curioso, Zagat, (mi biblia en materia de restaurantes) considera que Barbados será pronto un importante destino gastronómico. De hecho Zagat ya ha recibido suficientes comentarios de comensales para calificar 18 restaurantes, dos de los cuales alcanzan una calificación de Comida: 27 y notas similarmente altas en Ambiente y Servicio.
Como dije, no tuvimos tiempo de experimentar mucho: ensayamos la comida local en uno de los muchos restaurantes populares sobre la playa: nos gustó por lo alegre, bullicioso y animado, bañado de sol y en ron, pero no nos pareció nada especial: mucho pescado bien sea a la parrilla o ensopado, mucho cocido con tubérculos, pescado, ave y/o cerdo, pocas verduras.
En cambio sobre manteles comimos sorprendentemente bien en Champer's, (en Christ Church, www.champersbarbados.com) a unos pocos kilómetros al este de Bridgetown. El restaurante queda en una vieja mansión construida sobre una gran roca que da sobre el mar; consta de varios ambientes, unos interiores y otros al aire libre; todos amplios, elegantemente contemporáneos y funcionales, decorados con coloridas obras de artistas locales que están para la venta. Nosotros cenamos en una terraza directamente sobre el mar: las olas, que rompían en una barra a 20 metros de distancia, saltaban a la altura de la mesa, todo un espectáculo. Los meseros son afables, describen los platos con precisión y los sirven impecablemente. Los platos son muy variados: no se puede decir que es cocina de esto o de lo otro: hay un poco de todo. Lo único que tienen en común es que todo es excelente. Te recomiendo abrir el website del restaurante (haciendo click arriba): empezando por el cursor, es uno de los mejores websites de restaurantes que he visto.
La Encuesta de Zagat 2012, en que 0 = pésimo, y 30 = absoluta perfección, califica a Champer's asi: Comida: 26; Ambiente: 26; Servicio: 25; Precio: US$ 64. En la Escala de Jaeckel (A: no debí haber ido; B: no pasó nada; C: podría volver; D: uno de mis favoritos) merece una D, porque es muy bueno, estuvimos muy a gusto y los precio dan una relación Costo/Beneficio muy favorable.
Como no pensábamos echarnos al sol ni meternos en el mar, nos quedamos en el que dicen que es el mejor hotel de Bridgetown y la opción preferida de los hombres de negocio que visitan la isla: resulto ser un modesto Courtyard de Marriott. Es limpio, adecuado, muy sencillo, apenas tiene una pequeña cafetería y una pequeña piscina, pero el personal es amable. En la clasificación usual tiene apenas 3 de 5 estrellas, pero cobra US$ 195, mas casi 20% adicionales de impuestos y servicios. La relación costo beneficio es mala. En la Escala de Jaeckel recibe una B: nos habría gustado mas un hotel en la playa, especialmente teniendo en cuenta que cuando uno alquila un carro, de la agencia vienen a buscarlo y al final re cogen el carro y lo dejan a uno en el puerto.
En resumen, Barbados no es un destino de turismo masivo. Es de hoteles boutique, playas tranquilas, deportes marinos, golf. Todo es pequeño y tiende a bueno, fino, y no muy caro (excepto alojamiento y tiendas de marca): comimos muy bien, a precios mas bajos a los que pagamos en restaurantes de nivel comparable en Bogotá. Parece que como Bogotá, esta en el camino de convertirse en un Destino Gastronómico.
Hasta la próxima,
Juan Jorge Jaeckel
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