Sunday, March 13, 2011

FW: CHINA # 3 2010 - Nuestros favoritos: lugares y hoteles


Date: Wed, 26 Jan 2011


Hola:

Mi crónica sobre China se me interrumpió por el viaje que hicimos para pasar el Fin de Año en el suroeste de los Estados Unidos (mas precisamente en Utah, Colorado y Nuevo Mexico) de donde acabamos de regresar y por solo unos días. Ahora continúo mi crónica:

China es un país de ciudades, muchísimas y grandes. Una de dos millones de habitantes es un pueblito. Aunque la mayoría tienen una larga historia, muchas son "ciudades nuevas" porque han sido reconstruidas múltiples veces tras ser arrasadas por invasores mongoles, japoneses, británicos (defendiendo, con sus aliados occidentales, el sagrado derecho a vender opio), los mismos chinos, otros o todos los anteriores. El resultado es que por lo general son urbes bien planificadas, desarrolladas en forma parecida y simultánea, lo que no quita que las ciudades se diferencien entre si, que la venta de vehículos este sobrepasando la capacidad de las vías y que en horas pico se presenten monumentales trancones.

Común  a casi todas la ciudades son los edificios grandes (20, 30, 40 y a veces mas pisos), que se pueden repetir muchas veces en forma idéntica y contigua. En desarrollos nuevos no es raro ver conjuntos de edificios de apartamentos con decenas de torres, lo que de alguna manera recuerda el realismo socialista.

Todo edificio que se respete tiene encima y a manera de decoración alguna terminación rara y es indispensable que ésta se destaque de noche con brillante iluminación. Si el edificio es comercial, todo el edificio debe tener una iluminación exterior que seas sorprendente; entre mas elaborada, mejor: la de la Torre Colpatria de la Septima con 25 sería descalificada de inmediato por elemental y totalmente insuficiente. Se ven toda clase de juegos de luces danzarinas, pero no vi dos iguales. En edificios que tienen visibilidad a distancia la iluminación puede ser pantallas gigantescas de video que permiten mostrar toda clase de imágenes en movimiento. Algunos edificios de Pudong sobre el rió Huangpu que son visibles desde el paseo del Bund, muestran incluso anuncios comerciales.

¿A dónde ir en China? Pienso yo que China ofrece mucho mas de lo que se puede digerir en un solo viaje. Hay que ir, volver y volver muchas veces teniendo en cuenta que todo evoluciona con tanta rapidez que aún ciudades tan emblemáticas como Beijing cambian radicalmente en una década. La Beijing que conocimos la primera vez que fuimos hace tres lustros, excepto por algunos sitios muy prominentes, no tiene nada que ver con la de ahora.

¿Entonces cuales ver? Ante todo las obvias: Beijing, la capital, con su imponente Ciudad Perdida, la gigantesca Plaza Tiananmen y los pocos hutongs (callejuelas antiguas y tradicionales) que quedan y que han sido restaurados. Y Shanghai, la capital financiera que a mi modo de ver es la ciudad mas fascinante del mundo. Cerca de Shanghai están Suzhou, una especie de Girardot pero con dos millones de habitantes y calles que son alamedas con arborización tan densa que no penetra el sol,  y Hanzhou con un lago, rodeado por hermosísimos parques, que tiene una isla que a su vez tiene lago. Una anotación idiomática: en China hay muchísimas ciudades cuyos nombres terminan en z-h-o-u. Si uno las va a mencionar debe tener en cuenta que la pronunciación que esa silaba pinyin suena  como el apodo gringo Joe.

También  cerca de Shanghai esta Nanjing, una ciudad a la que aun no le ha llegado al futuro y donde abundan los edificios cubiertos con baldosines blancos (generalmente verticales), ventanas con vidrios azules y columnas y perfiles de cromo que fueron tan característicos de la China de la segunda mitad del Siglo XX.

Desde luego que uno debe ver los Guerreros de Terracota en Xian: todo mundo ha visto replicas y talvez unos cuantos originales: ver miles de ellos juntos es otra cosa. Hay que ir a Guilin y navegar por el rio Lijiang para descubrir que esos paisajes de agua y cerros cubiertos por tenue niebla que tanto se ven en pinturas tradicionales, no son frutos de la imaginación de los pintores.

Y hay que tomar un crucero por el rio Yangtze saliendo de Chongqing, pasando por los Three Gorges que son 4  (en China tres es un numero de mala suerte) y por la nueva y gigantesca represa (el barco baja por 5 esclusas cada una del tamaño de las del canal de Panamá – barcos de menos de 5000 toneladas bajan por ascensor!) hasta Yichang..... con mas tiempo se puede ir hasta Wuhan o Shanghai.

También vale la pena ir a la provincia de Yunnan, subtropical  y paisajísticamente espectacular  donde supuestamente está  Shangri-La, pero el pueblo que se autoasigno ese nombre no merece el desvío. En cambio si hay que conocer a Dali y Lijiang cuyos centros históricos, totalmente diferentes entre si, son verdaderas joyas. En ambas se justifica alojarse en un hotel tradicional.

Desde la provincia de Yunnan solo falta un corto vuelo (y una visa interna o permiso) para llegar a Lhasa, la capital del Tibet. Allí esta el palacio de Potala cuya construcción fue iniciada en 1645 por el quinto Dalai Lama: es aun mas imponente que lo que se pueda apreciar en fotografías. También hay que conocer los  bien preservados monasterios budistas, algunos del tamaño de un pueblo, que adolecen del mismo mal de nuestros monasterios en Boyacá: una grave escasez de monjes. A muchos les asustan los 3650 metros de altura de Lhasa. Si, hay que andar despacio, pero yo, después de caminar por la empinada rampa de acceso a Potala, subí a pie los 13 pisos del palacio. Admito que me sorprendió que no hayan instalado escaleras rodantes.

Y desde luego que hay que ir a Hong Kong que en una de esas ambigüedades que solo se producen en Oriente: es y no es China al mismo tiempo. Es imposible no ver  Symphony of Lights, el espectáculo multimedia de luces, laser y sonido que ocurre todas las noches a las 8:00 p.m. desde mas de 40 rascacielos y envuelve el waterfront de la Isla, de Kowloon y todo Victoria Harbour; por su inmensidad  se ve en todas partes, pero lugar de privilegio para disfrutarlo son los bares de los pisos altos de los hoteles de Kowloon, el Sheraton, el Peninsula o el Intercontinental, por ejemplo.

Si se trata de conocer algo "extremo", el sitio para ir es Harbin, una ciudad que surgió al noreste de Vladivostock, en Siberia, a fines del Siglo XIX cuando el Zar Nicolas II ordenó la construcción del ferrocarril transiberiano. El centro histórico de Harbin, mantiene su aspecto y ambiente ruso, pero no es lo mas interesante: lo absolutamente fascinante son el Festival de la Nieve y el Festival del Hielo que se desarrollan anual y simultáneamente, el primero de día y el segundo de noche. Se inauguran oficialmente los 5 de enero y duran al menos un mes y hasta que las figuras se empiecen a derretir. Lo que los hace extremo es la temperatura que de noche  puede bajar a  –30 grados centígrados, pero por lo seco y el poco viento de esa época, es perfectamente soportable. Yarka y yo estuvimos en el 2008; como me declaro incapaz de describirlo, adjunto unas fotos que encontré de la inauguración del festival de este año: http://totallycoolpix.com/2011/01/harbin-international-ice-festival-2011 . Harbin nos gustó tanto que queremos volver, ojalá en el 2012.... Alguien se apunta al paseo?

Un buen hotel es esencial para un buen viaje.

En mi modesta opinión que reconozco marcada por mi predilección por viajes cómodos, la hotelería es uno de los inventos mas importantes del Siglo XX.  Antes había donde alojarse a la vera del camino, pero la comodidad no era parte de la experiencia del viajero. A finales del siglo XIX se empezaron a construir grandes edificios destinados a alojar forasteros y en el siglo pasado los hoteles se masificaron y convirtieron en una respetada actividad económica que sigue evolucionando con innovaciones tecnológicas que se traducen en mejores y mas variados servicios para los viajeros.

Desde finales del siglo XX las listas de cadenas hoteleras con los mejores hoteles están encabezadas cadenas asiáticas como tales como Taj,  Oberoi, Mandarín, Península, Shangri-la, Otani y mas recientemente Raffles, que ciertamente no son muy extensas - Marriott, Hilton, Starwood, Accord, Hayatt, Intercontinental y muchas otras las superan en numero de hoteles y habitaciones - pero si tienen los hoteles mejor ranqueados por la atención que prestan  a sus clientes. Algo similar ocurre en aviación donde 8 de las 10 aerolíneas mejor calificadas están basadas en Asia.  En la llamada "industria de la hospitalidad" los asiáticos buscan tomar la delantera a punta de privilegiar al cliente....  pero estoy divagando! Regresemos al tema:

La hotelería china – toda, asiática de origen o no – tiene una ventaja sobre la del resto del mundo  y es que la planta hotelera es nueva: el primer hotel que se construyó con estándares mundiales después de la era de Mao, no ha cumplido aun 20 años de inaugurado. En honor a la verdad, muchos de los excelentes hoteles en China son de cadenas occidentales pero los operan con criterios muy diferentes de los que aplican en sus países de origen. Marriott tiene actualmente en China 40 nuevos proyectos en alguna etapa de planeación o construcción.

Los hoteles nuevos están diseñados para atender los gustos actuales lo que implica grandes espacios públicos, hall,  restaurantes, gimnasio, piscina, spa, salones para reuniones, equipamiento tecnológico, y generalmente amoblamiento  minimalista, mucha luz y aire fresco, con énfasis en detalles novedosos que agraden al huésped.

Todos los hoteles en que estuvimos (y algunos eran bastante modestos al menos por estándares orientales) ofrecen en las habitaciones cajillas de seguridad, batas y pantuflas, paraguas, una pesa en el baño (para que uno pueda verificar cuanto daño causo la cena en la noche anterior, luz nocturna de piso, amenities que además de los usuales (jabón, shampoo, crema de manos y gorro de baño que según Yarka tiende a desaparecer al menos en Estados Unidos), siempre incluyen cepillo de dientes y pasta dental, peinilla, crema y maquina de afeitar y en varios casos un paquetico de condones.

Y ya que estoy en el tema de las habitaciones, son por lo general muy confortables, de ultima tecnología y generalmente caen en lo que los arquitectos hoteleros llaman una "habitación romántica"  que no significa  que se parezcan a los love hotels de Tokio, decorados por fuera con grandes corazones rojos y que fuera de su uso tradicional, permiten a las parejas japonesas huir de sus mínimos apartamentos para amarse sin interrupciones de sus guámbitos.

Un cuarto romántico es espacioso, decorado en forma discreta y alegre, con ventana grande con velos y cortinas pesadas para controlar la luz y dar  privacidad e intimidad cuando se requiera, bien ubicados espejos y todos los chiches de la mas alta tecnología electrónica. Los aparatos y las luces generalmente son manejables desde la cama que es grande, tiene muchas almohadas y un rollo firme, largo y acolchonado, que sin forzar mucho la imaginación permite acercamientos mas profundos. Parte esencial de una habitación romántica es el cuarto de baño que de alguna manera ingeniosa se incorpora a la alcoba: en los hoteles en que nos alojamos en este viaje encontramos baños con puertas transparentes, con grandes ventanales para dar vista directa de la cama a la tina y/o a la ducha, con yacuzzi doble, con tina en el centro, o con todos los anteriores.

Talvez la habitación romántica mas memorable que hemos disfrutado ha sido la que tuvimos hace unos años en el piso 85 (si, ochenta y cinco) del Hyatt de Pudong: la  tina extragrande tenía vista panorámica sobre el rio Huangpu, con los edificios futuristas de Pudong a un lado y el Bund, la avenida que lo bordea con bellos edificios de principios del Siglo XX, cuando Shanghai se llamaba  "el Paris del Orientre", al otro.

Pero ya que hablo de hoteles de Shanghai, no todos son contemporáneos: hay dos que caen en la categoría de Grande Dame : el famoso Peace Hotel, construido hace casi 100 años por Sir Victor Sasson, el magnate judío responsable de buena parte de la "modernización" de la ciudad, que fue reciente, rigurosa y espléndidamente restaurado por Fairmont, la cadena hotelera especializada en manejar hoteles antiguos, y el Waldorf Astoria Shanghai, que ocupa lo que fue el Shanghai Club, un exclusivo club construido en 1911, mas una torre. Ambos hoteles quedan en el Bund. Pero me estoy extendiendo mucho en el tema de hoteles y pocos viajamos por ir a un hotel, a no ser que sea un resort.

Ya pasé el  "punto de ladrillo" (>2000 palabras), pero no quiero terminar sin hacer un breve comentario sobre la actividad que ocupó toda mi vida laboral, el mercadeo:

China es la sociedad consumerista por excelencia: al fin y al cabo los chinos inventaron el comercio hace 6000 años. En un cruce importante uno puede encontrar centros comerciales en las 4 esquinas, todos llenos de comprados gozándose las tiendas de marca. La publicidad exterior a base de alta tecnología, es espectacular y omnipresente. Hay multiplicidad de revistas. Los comerciales de televisión son excelentes, tanto que la mayoría comunica su mensaje aun cuando uno no entienda las palabras. Los comerciales de carros son mas frecuentes que los de papeles suaves (papel y toallas higiénicas, pañales) en Colombia. En una tanda conté siete, todos de marcas de alta gama.
Los medios informativos de que me pude valer como el China Daily, Shanghai Daily y el Canal 9 de noticias de CCTV, los encontré muy diferentes de los de países occidentales: la información hace énfasis en lo positivo y aunque cubren desastres, no predicen que estos van a ser inicio de una hecatombe y no pronostican  "Apocalipsis Mañana!". Eso es refrescante y no le daña a uno el día cuando este apenas comienza.

Se me han quedado muchas cosas sobre China en el tintero, pero voy as cortar porque tengo que hacer maletas para Jordania e Israel (salimos el sábado).

Recibe un abrazo,

Juan Jorge Jaeckel



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