Date: Wed, 13 Apr 2011
Juan Jorge Jaeckel
Hola:
Estamos de regreso en Bogotá. Llegamos a tiempo para ver el sábado pasado a mediodía en la Sala 3 de Cine Colombia en el Centro Andino la transmisión en directo y High Definition de Le Comte Ory desde el Metropolitan Opera de Nueva York. No es la primera vez que menciono estas transmisiones a las que Yarka y yo nos hemos aficionado con pasión; donde quiera que estemos – y se ven en el mundo entero - tratamos de encontrar una sala de cine o un auditorio que las presenten porque son un espectáculo maravilloso aun para quienes no son especialmente amantes del género.
Le Comte Ory es una opera bufa de Rossini – una de sus menos conocidas, pero por eso no menos divertida – y la disfrutamos mucho. Yo le guardo un inmenso cariño a Rossini porque a él le debo mi afición a la opera. Me explico: resulta que yo soy de los que creció leyendo (¿o mirando?) diariamente Educando a Papá (1913-2000) y creo que a eso se debe que muchos - no muchísimos - de mi generación, pensábamos que la opera es muy, muy aburrida. Al fin y al cabo, viendo constantemente como la arribistas Doña Ramona, a veces rodillo en mano, forzaba a Don Pancho a ir a la opera, tenía que tener algún efecto, aunque fuera subliminal.
Resulta que un buen día, por allá en 1978, cuando la Opera de Colombia presentaba temporadas con 8 operas diferentes, una de las primeras fue El Barbero de Sevilla. Por algún motivo yo tenía dos boletas y decidí llevar a Jorge, mi hijo, que en ese entonces tenía 9 años y no leía Educando a Papa. El Barbero de Sevilla le pareció la máximo: una historia graciosísima, música alegre y divertida, bailes, farsa, mucho color y unas voces bellísimas. Beatriz Parra, la soprano ecuatoriana que cantaba Rosina, le pareció lindísima y Francisco Vergara, que cantaba don Basilio, lo ultimo en comicidad. De esa función en adelante Jorge me insistió en que lo llevara a cada una de las operas que restaban en la temporada. Recuerdo Carmen, El Baile de Mascaras, Madame Butterfly, La Bohemia, Rigoletto, y Don Juan, con dirección escénica de Manuel Drezner, y las gozaba todas. Muy pronto se nos unió mi hija Elisabeth, y por muchas temporadas optamos por tomar un palco con Harold y Tere Gomez y sus niños.
Gloria Zea, quien era – y sigue siendo – el motor de la Opera de Colombia, notó que iba con niños a todas las operas y pensó que yo era un gran conocedor del genero tratando de formar el gusto de mis hijos (no tenía como saber que eran los niños los que me llevaban a mí) y me invitó a formar parte del Comité Financiero y de Difusión de Asartes la entidad privada dedicada a obtener fondos para la Opera de Colombia, lo que me hizo sentir vinculado a la opera y empecé a desarrollar la gran afición de que ahora disfruto. Pero no es una afición intelectual porque carezco de las bases académicas para ello. Es una afición viceral a lo que considero el máximo de los espectáculos: teatro, baile, música, luces, efectos......... El atractivo es inmenso: la mayoría son como telenovelas compactadas, bellamente cantadas: en las mas la soprano muere en el ultimo acto. Es una maravilla!
Pero estoy divagando! Volvamos al tema, las transmisiones de opera del Metropolitan en Alta Definición.
Claro que ver una opera proyectada en una pantalla es diferente a verla en un teatro: se pierde el placer de estar presente en la representación y verla y oírla sin la ayuda de chécheres electrónicos como cámaras y micrófonos, tal como es. Esa sensación – tal como lo destacan en la misma transmisión – es única: no hay como estar sentado en la sala del teatro! Pero por otro lado se gana en detalle: con las cámaras de televisión se pueden lograr detalles de actuación que se pierden en la sala. Hay que tener en cuenta que hoy por hoy la mayoría de los cantantes son excelentes actores y que la era de las sopranos jamonas paso hace tiempos. Hoy por hoy la mayoría complementan sus lindas voces con lindas caras y lindos cuerpos. Y en las transmisiones del Met se gana algo adicional y son la introducción que hacen de la obra y de sus interpretes antes del inicio y durante los intermedios.... inclusive, muchas veces muestran como arman y desarman los escenarios, algo que para mi es fascinante.
Le Comte Ory, no es una ópera muy conocida pero si es muy rossiniana: es melodiosa, fácil de oír, tiene un argumento tan divertido como picante y absurdo, todo en el acelerado ritmo tan característico de Rossini. Se podría decir que es la culminación de su formula para operas bufas. De hecho fue la ultima de sus muchas operas bufas. Si te interesa, la vuelven a presentar esta vez en diferido el sabado 16.
Quedan tres operas mas en esta temporada del Met que van a ser transmitidas en directo: Capriccio, la ultima y poco conocida opera que compuso Richard Strauss (abril 23), Il Trovatore de Verdi (abril 30) y Die Walküre de Wagner (mayo 14). Todas las presentaciones son en sábado a mediodía en salas de Cine Colombia en los centros comerciales Unicentro, Andino y Gran Estación. Si quieres boletas, cómpralas lo mas pronto posible porque la demanda es muy grande.
Un abrazo,
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