Date: Fri, 26 Aug 2011
Hola:
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Yarka y yo hemos tenido la suerte de conocer varias partes de este globo y a medida en que nuestras disminuyentes obligaciones nos lo han venido permitiendo, viajamos y lo disfrutamos más y más: nos estamos convirtiendo en viajeros empedernidos. Cuando regresamos hay algo en que siempre nos ponemos de acuerdo: sí, el mundo es muy lindo y sí, siempre hay más que ver y conocer, pero para vivir no hay como Bogotá. Ni Yarka ni yo viviríamos en otra parte. Eso puede sonar provinciano, o patriotero, o ambos, juntos, a la vez, pero es la realidad. Se pueden encontrar ciudades que superan a Bogotá en muchos aspectos, pero en el conjunto, por lo menos para nosotros, con nuestros recursos y nuestro nivel de aspiraciones y/o pretensiones, en Bogotá lo tenemos todo. Hay mas teatros en Londres, mas conciertos en Nueva York, mas bistrós en Paris, mas mariachis en Mexico, pero en Bogotá tenemos variado teatro, buena música, buenos restaurantes, y todos los mariachis que podamos necesitar. Pero sobre todo, lo mas importante: hay mucha mas gente muy, muy amable. Claro que tenemos los huecos en las calles, pero con el tiempo la movilidad tendrá solución – ojala con un tranvía andando en zona verde por la Séptima, como el que soñé en mi crónica anterior.
Pero vamos al tema: hace unos días, en el Teatro de Bellas Artes (Avenida Carrera 68 No. 90 – 88, Cafam Floresta, Teléfono: 644-4900; http://www.teatrodebellasartesdebogota.com/) vimos Un Tributo a Michael Jackson, un espectáculo musical original montado por Maria Isabel Murillo, Misi. La obra es una especie de antología del Rey del Pop, hilada sobre un narrativo cuasi histórico, algo filosófico, que sin ser una maravilla le da alguna lógica a las secuencias. Claro que en un escenario (musical, cómico o dramático), nada remplaza una buena trama. Yo de todas maneras gocé el tributo, y eso que soy de otra era.
Un Tributo a Michael Jackson es una producción grande – y en grande - que aprovecha todos los recursos tecnológicos en boga en los escenarios musicales, y lo hace bien sin abusar de ellos…. como debe ser. Lo mejor que tiene es el talento – en el escenario, y también tras bambalinas. Esto no es sorprendente porque Misi cuenta con su Escuela de Teatro Musical que en los últimos 20 años ha producido alrededor de 30 obras musicales, casi todas impecables, muchos excelentes. En años recientes recuerdo las producciones de Grease, Oliver, Jesucristo Super Estrella, y West Side Story tan bien hechas como las producciones de estas mismas obras que hemos visto en otras partes del mundo, y obras originales de Misi y su gente como Fuego y El Guardian de la Navidad divinamente realizadas.
A falta de una historia coherente Un Tributo a Michael Jackson tiene varios bien logrados audiovisuales y una narradora (Juliana Velásquez, excelente declamadora de alrededor de diez años) que en monólogos va desarrollando la biografía y la ideología (si es que tuvo alguna) de Michael Jackson. El montaje lo hizo Misi sobre una estructura fija de varios niveles. Los cambios de escena los hace con luces y proyecciones, pantallas, telones y otros elementos (pienso que uno era un ovni) que suben y bajan según los requerimientos de la escena, y con cambios de vestuario. No los conté, pero parecen continuos.
Todo eso para mostrar 13 secuencias con 25 canciones montadas con una intensidad que solo se puede lograr con el entusiasmo y el brío de un reparto Sub 20. Un reparto de Mayores no tendría energía suficiente para llegar mucho mas allá de la mitad. De los 50 actuantes, generalmente hay más de 30 en escena, y en varios números participa toda la compañía. La elaborada coreografía es de un profesionalismo y una precisión sorprendente.
La figura central es, desde luego, Michael Jackson. En imágenes muestran su evolución, desde que empezó como un niñito negro simpático hasta que llego a ser un andrógeno blanco patético. En escena lo representa Manuel Beltrán, un verdadero acierto en casting. Beltrán, un cantante y bailarín que estimo que debe tener 18 años, logra un impresionante parecido en voz, baile y físico (menos en lo patético) con el Jackson maduro. Beltrán logra cantar y sobre todo bailar igual a Michael Jackson: talvez en lo único que exagera es la frecuencia en que agarra sus genitales. De resto es excelente y perfecto. Ojalá que cuando termine esta obra, Beltrán no se quede en imitaciones como las que tanto está promoviendo el concurso de Caracol TV, y aproveche su potencial para desarrollar un estilo propio. Tiene la presencia escénica y el talento para hacerlo.
En el ensamble vocal me parecieron sobresalientes dos de las solistas: Isa Mosquera, una jovencita negra con mucha presencia y una linda voz, y Ana María Villa que fuera de voz le sobra ángel. Quisiera poder destacar a algunos de los bailarines, pero las coreografías son tan elaboradas y el ensamble de 20 es tan preciso que me es imposible hacerlo.
En resumen, sin que esta sea la mejor de las producciones de Misi, uno sale del teatro muy contento. Yo inclusive la repetiría, pero no tengo como hacerlo… hay tanto más que ver! Por ejemplo: ya empezó la nueva temporada de la Opera de Colombia con Don Carlo en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán (yo lo sigo llamando "Teatro Colombia"). Ahí y en el Teatro Libre de Chapinero habrá presentaciones del Festival de Jazz. El sábado 27 reabren el Teatro Roberto Arias Perez (Colseguros) con la 9ª Sinfonía de Beethoven. Y está la variadísima programación del Teatro Mayor. Y la de las veinte y pico otras salas de teatro en que hay mas ofertas que en la cartelera de cine, la cual – desde el advenimiento de los efectos especiales – se convirtió en algo reservado para niños, para nerds, para sádicos o para débiles mentales. Parece que ya no hace películas para nosotros que nos creemos mas normalitos.
Esta variedad de eventos (he dejado de mencionar muchos, como por ejemplo el Bogotá Wine & Food Festival, la Filarmónica, y … ), es una de las razones por la cual Yarka y yo amamos a Bogotá: otra razón son los restaurantes. Pero hay varias más. La mas contundente: aquí están nuestros nietos!
Un abrazo,
Juan Jorge Jaeckel
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