Friday, September 23, 2011

CASA, PESCADERO Y CADENAS

Date: Thu, 15 Sep 2011


Hola:

Probablemente has oído hablar de la Casa Bermúdez, ganadora del premio a la mejor residencia en la Primera Bienal Colombiana de Arquitectura (1962).  A mí siempre me interesó porque viví en un edificio de 4 apartamentos construido por Guillermo Bermúdez en la carrera 4 entre calles 74 y 75 que me parece una obra maestra en materia de terrazas, jardines y privacidad: todas las áreas habitadas están completamente ocultas a la calle y a los vecinos, pero la vista a la sabana es estupenda.  Sin embargo yo nunca había visto la Casa Bermúdez porque, por alguna razón que desconozco, las publicaciones sobre arquitectura y diseño describen las obras pero rara vez dicen dónde quedan.


Al fin sé dónde queda la famosa Casa Bermudez: es  la construcción, oculta tras altas paredes (Guillermo Bermúdez siempre buscaba privacidad), en el costado oriental de la Carrera 13 entre calles 85 y 86, marcada "Garaje – No Estacione", la única sobre ese andén que hasta recientemente no era ni restaurante ni hotel. Probablemente alguna vez la notaste.


Pero inicié esta crónica con divagaciones arquitectónicas que no son mi campo. Vamos a lo gastronómico. Nunca me imaginé que algún día iría a comer a Casa Bermúdez, pero así fue la semana pasada: desde finales del año pasado la Casa Bermúdez es el Restaurante Casa (Carrera 13 # 85-24, Teléfonos 236-3755 y 704-4606). Es creación de Jaime Escobar de DLK S.A. que opera restaurantes tan variados como La Brasserie, Di Lucca, Niko's Café, Villa Maria, pero este representa un desafío diferente. Como se trata de una casa de conservación, no le pudieron hacer modificaciones a la casa misma. Resultado: algo muy sui generis: una casa de los años 50's con unas cuantas mesas y decorados muy 2011 en sus espacios interiores. 
Como la casa es pequeña, la mayoría de las mesas están en el antejardín y en el jardín, bajo sombrillas y calentadores y que son las que prefieren la mayoría de los comensales. Yo nunca pensé que alguna noche cenaría bajo las estrellas en un jardín bogotano.


La carta de Casa es poco usual ya que está compuesta de platos sencillos, casi todos livianos, diseñados para ser compartidos. Y es bastante variada: hay un poco de todo. En primeros platos hay 4 ensaladas, 2 sopas, 5 entradas frías y 14 calientes, todas en porciones grandes. En segundos platos hay pastas, carnes, aves, mariscos y pescados, pero la selección es menor: en total hay 15. Y en terceros solo hay 5 postres. Como de lo que se trata es de compartir, lo que resulta es un "Menú Degustación" diseñado en la mesa. Claro que en una cena solo probamos unos pocos platos, pero hay uno en especial que quiero recomendar, advirtiendo que tengo una singular predilección por los mejillones: los Mejillones en Cerveza Negra al Estilo Belga ($31.900).


Como éramos cuatro personas alcanzamos a armar un menú de degustación bastante variado del que quiero mencionar  lo que más me gustó: el Tartar de Atún $24.900), los Langostinos Tempura ($24.900), y el Lomo de Res a Tres Pimientas ($29.900). Para una próxima visita me queda pendiente armar un menú que incluya el Cochinillo en Cocción Lenta con Chutney de Albaricoque ($56.900) que suena muy intrigante. La carta de vinos, que es variada pero no muy extensa, consta principalmente de vinos de gama media, muchos de ellos también en medias botellas. Otras sugerencias: llamar para reservar mesa (la noche de lunes en que fuimos estaba completamente lleno), y no ir en días lluviosos porque a la casa de conservación no le pudieron hacer ninguna cubierta en el jardín.

En resumen: en la Escala de Zagat (de 1= pésimo a 30 = absoluta perfección) lo califico a Casa así: Comida: 26; Ambiente: 24; Servicio: 25; Precio: Acorde con este nivel de restaurantes. En la Escala de Jaeckel (Categorías A: no debí haber ido; B: fui y no pasó nada; C: fui y podría volver; D: uno de mis favoritos) lo pongo en la Categoría D: es tan agradable e inusual que pensamos volver muchas veces.


Un reciente domingo, pensando en un buen sitio  para almorzar, recordamos con nostalgia los pescados fritos y las yucas del Restaurante Daríus que quedaba en la Calle 93 con carrera 12, mucho antes de que esa fuera la Zona Gastronómica del Parque de la 93. Como Daríus hace muchos años desapareció de la 93 (ahora queda en la Avenida de las Américas y en la Pepe Sierra), nos decidimos por el famoso Pescadero del Sur en el Barrio Restrepo, el abuelo de todos los pescaderos. Desafortunadamente cuando llegamos encontramos que también había cerrado. Optamos entonces por nuestro Plan B, el Pescadero Benjamín Bohórquez, también de larga tradición y que conocíamos por su sucursal en Chia.


El Pescadero Benjamín Bohórquez - PBB (Avenida (calle) 12 Sur No. 16- 65, Teléfono: 289-0333) queda muy cerca del Restrepo, en un sector que se llama Luna Park, tan lleno de pescaderos y parrillas que está compitiendo con el Parkway de la Soledad por el título de Zona Gastronomica P.  PBB, que es un  restaurante de manteles – sin tapa de vidrio tan frecuente en los pescaderos - me sorprendió por varias razones: es inmenso: llevaba contadas 40 mesas cuando perdí la cuenta; la elemental decoración que consiste principalmente de réplicas de precolombinos, es sobria, casi minimalista; está dotado de la más avanzada tecnología; tiene parqueadero interno propio; tiene un espacio destinado a niños, y está repleto de gente.


La carta que es muy sencilla consta principalmente de cazuelas, ceviches y pescados fritos (uno escoge el que le provoca y lo cobran al peso). La presentación de los platos no tiene nada de originalidad. Los meseros son amables, muy eficientes y conocedores de lo que venden, aunque el servicio, por los volúmenes que manejan y que la fritada de los pescados no se puede adelantar, puede ser un poco lento.


Para calificar al PBB en la Escala de Zagat le daría Comida: 20; Ambiente: 20; Servicio: 24; Precio: un poco alto para un pescadero. En la Escala de Jaeckel mi calificación es B: comí el pescado frito que me antojaba, pero no compara con los de mis recuerdos en el Daríus de la 93.


Para terminar, otra nota sobre restaurantes, pero esta vez sobre restaurantes en el exterior. Tal vez recuerdes una crónica reciente sobre algunos restaurantes de cadena en que con Yarka tuvimos oportunidad de comer muy bien antes de abordar un crucero en Fort Lauderdale. Comentaba en ese entonces que los restaurantes de cadena me parecían una buena alternativa cuando uno no tiene referencia o conocimiento de los buenos comederos del lugar a donde llega: la razón es sencilla: si un concepto de restaurante tiene suficiente aceptación como para ser reproducido decenas, cientos o miles de veces, es de asumir que es bueno.


Zagat, que para mí es la Biblia gastronómica del viajero, acaba de sacar los resultados de su primera encuesta sobre restaurantes de cadena en los Estados Unidos. Para el efecto evaluaron separadamente las cadenas de servicio de mostrador y las que sirven a la mesa, y dentro de estas evaluaron los diferentes tipos de platos. Los resultados son interesantes y en algunos casos sorprendentes. Si los quieres ver abre este link: http://www.zagat.com/fastfood#. Probablemente te pase lo que me pasó a mí: jugué con la información por un buen rato. Además resolví que cuando viaje por terreno desconocido en Estados Unidos - para evitar errores - la voy a usar de referencia.


Cordialmente,


Juan Jorge Jaeckel

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