Hola:
Ante todo, Feliz Año Nuevo! Hace unos días regresamos a Bogotá después de iniciar el nuestro con el ya casi tradicional viaje de fin de año a Estados Unidos para conocer una nueva región que sea incógnita para nosotros. Así, en años anteriores conocimos Texas, Utah, Colorado, Nuevo México, los estados de Noroeste…. y hace pocos días, Missouri. Porqué Missouri? Nuestra respuesta: “Porque no?
Admito que Missouri no ranquea muy alto como “Paraíso Turístico”, pero eso no importa. Ni Yarka ni yo somos “gente de playa”, y si hay mas de 6 millones de personas viviendo en Missouri, cosas interesantes debe tener y te aseguro que muchas las encontramos. Con el criterio de que todo sitio habitado tiene su encanto hemos viajado por todo el mundo, y hasta ahora no hemos llegado a ningún sitio que no nos haya gustado. Así que vamos al tema:
Empecemos por St. Louis, una ciudad que tiene especial significado para nosotros los cofrades de la Chaine des Rotisseurs: fue fundada cuando el occidente del río Mississippi era francés y bautizada con el nombre de Louis IX, el Rey Santo que en el año 1248 ordenó la formación del Gremio de Asadores de Gansos que son el origen de la Chaine (ver la historia en http://www.chainecolombia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=45&Itemid=34). Tal vez por eso en St. Louis - y en todo el estado de Missouri - se come tan bien y de todo, siempre y cuando pase por un asador: es el “Paraíso de los Asados”. Más sobre el tema, en la próxima crónica cuando hablemos del Estado.
St. Louis tiene una corta pero fascinante historia que muestra como el mundo y la vida de los humanos, gracias al tren, al carro, al avión y a las comunicaciones, en menos de 250 años, ha pasado de ser determinada por la geografía a ser la “Aldea Global,” vaticinada por Marshall McLuhan en 1968. (A mi, en ese entonces, me pareció Ciencia Ficción. Hoy, este e-mail demuestra que es realidad!)
St. Louis fue fundada por el francés Pierre Laclede en 1764, en el punto donde el río Missouri desemboca en el Mississippi. En 1768 pasó a ser española y tras la Guerra de Siete Años fue devuelta a Francia en 1800. De esas épocas quedan nombres franceses y españoles y algunas construcciones. En 1803 fue vendida como parte del Louisiana Purchase con el cual, Estados Unidos, por 15 millones de dólares, más que dobló su territorio y adquirió completo control de la cuenca del río Mississippi que se convirtió en la “Autopista Central” del Siglo XIX, y dio inicio a la Conquista del Oeste. Ya en 1806 Thomas Jefferson llamó a St. Louis el “Gateway to the West”.
Por St.Louis pasaron la mayoría de los pioneros que poblaron el Wild West. Llegaron de todos los estados del Este, y también de Irlanda, Alemania, Italia, y en cantidades menores de otros lados. Muchos continuaron su camino, pero otros se quedaron y formaron una ciudad que creció vertiginosamente. Ya entonces también tenía una numerosa población negra, parte de esclavos, y parte de liberados. La población creció de 5.000 en 1839 a 68.000 en 1850. En 1855 cualquier día se podían contar 150 vapores en los atracaderos del río y los trenes empezaron a rodar al Oeste. Para 1860 dobló otra vez su población y era la octava ciudad del país.
La diversidad étnica y de idiomas de los migrantes llevó a que St, Louis se convirtiera en una ciudad altamente segregada, lo cual se mantiene hasta hoy con bien demarcados sectores étnicos. Eran tan marcadas las divisiones que Joseph Pulitzer, el judío austro-húngaro, padre del periodismo moderno al menos en Estados Unidos, inició su carrera en el Westiche Post, uno de los varios diarios escritos en alemán que se publicaban en la ciudad, que luego compró. El Westiche Post le generó una fortuna que le permitió iniciarse como publisher adquiriendo el St. Louis Dispatch que luego fusionó en el St. Louis Post-Dispatch que aún hoy, y en ingles, es el primer diario de la ciudad. Poco después compró New York World, el diario que por la tira cómica The Yellow Kid, le dio nombre al “Yellow Journalism” (Periodismo Amarillo). No fue W. R. Hearst, su gran rival en el “amarillismo” sensacionalista al que ambos debían sus inmensos tirajes.
Volvamos al tema demográfico: Con la Guerra Civil el flujo al Oeste pasó al norte y el auge de St. Louis se detuvo por un tiempo. El crecimiento recuperó su ímpetu gracias a la industrialización de recursos naturales de la región y con la apertura del primer puente sobre el Río Mississippi en 1874. St. Louis pasó a ser el centro de una gran red ferroviaria que a la vez la convirtió en centro de distribución agrícola y comercial, y centro de producción industrial. En 1880, las principales industrias de St. Louis incluían cervecería, molinería de grano, sacrificio de ganado, curtiembre, fabricación de calzado, elaboración de tabaco, fabricación de pinturas y ladrillos, fundición y forja del hierro. Como dato curioso, St. Louis (no Detroit) fue la cuna de la industria automotriz de los Estados Unidos.
En el año 1894 se inauguró en St. Louis la Union Station, la estación ferroviaria mas grande y con mayor trafico en ese entonces en todos los Estados Unidos, la cual, magníficamente preservada, hasta hoy perdura como Centro Comercial y Hotel. También sobre esto, más, mas adelante. También de esa época quedan muchas magníficas construcciones como el Wainwright Building, uno de los primeros edificios altos construidos por Louis Sullivan, el arquitecto que muchos consideran “el padre de los rascacielos”.
A comienzos el Siglo XX St. Louis era la cuarta ciudad en importancia de los Estados Unidos.
Del 30 de Abril al 1º de Diciembre de 1904 fue sede de la Feria Mundial en la cual tenían pabellones 62 países y 43 de los entonces 45 estados de la Unión. La asistencia fue de 20 millones de personas. Si tienes curiosidad de ver lo que fue esa extravagancia abre es link que la muestra bastante bien: http://www.crawforddirect.com/worldfairtour.htm En ese mismo año St. Louis fue también sede de la III Olimpiada Mundial de Verano, la primera que se realizó fuera de Europa.
Pero todo este vertiginoso desarrollo tuvo su precio. Molinos, fundiciones, procesadores de metales, mataderos, fábricas de todo género, construidos en cualquier parte de la ciudad, con sus humeantes chimeneas que en ese entonces se consideraban símbolo de progreso y prosperidad, la polucionaron y llevaron a que la gente empezara a migrar a suburbios.
En la década de los 1920’s la población siguió aumentando aunque a un ritmo cada vez mas lento. En los 30’s se torno en negativo, y excepto por un corto periodo durante la II Guerra Mundial en que se reactivo la industria pesada y el transporte ferroviario, ha continuando su declive. Hoy la ciudad de St. Louis tiene una población de apenas 320.000 habitantes, y ocupa el lugar 58 en los Estados Unidos, aunque si se toma en área metropolitana – una medición mas practica que incluye los municipios vecinos en Missouri e Illinois a donde se han mudado las personas y las empresas que huyeron de la contaminación - ocupa el lugar 18.
Algo mas que afectó la ciudad fueron el automóvil y el avión. Tal como los rieles desplazaron a los ríos como cuases de la expansión de la población, el carro y el avión ramificaron las opciones de ubicación y expansión. La rápida construcción de autopistas después de la II Guerra y la proliferación de la aviación le restaron importancia a la red ferroviaria que había sido fundamental para el desarrollo de St. Louis, lo cual, con la contaminación, llevó a que su deterioro urbano fuera mas extenso y acelerado que en otras ciudades. Aún hoy, y pese a las extensas obras de renovación urbana que han llevado a demoler grandes zonas de la ciudad para convertirlas en lotes o parqueaderos, cerca del 20% del área construida esta para alquiler o venta.
Lo que hace interesante a St. Louis es ver los restos del auge que tuvo y observar lo que han hecho las administraciones de la ciudad para suavizar la inevitable caída. Aunque la ciudad como sitio para vivir declino, si tiene muchos atractivos. Como decía arriba, la ciudad previó el deterioro y en vez de dejar colapsar extensas zonas con fabricas abandonadas derruyéndose y la tugurizacion de sus alrededores - para evitar esas llagas abiertas - las fue demoliendo convirtiéndolas en inmensos parqueaderos. A medida que aparecen fondos e iniciativas, los están urbanizando con grupos de casas de “vivienda de interés social”. En St. Louis puede uno estacionar por un dólar el día.
Hace mas de 60 años empezaron a tomar medidas de renovación urbana para mantener la ciudad viva. Ante el deterioro del sector del centro que daba sobre los embarcaderos en el río, resolvieron tumbarlo todo y convertirlo en un inmenso Mall (parque, paseo y bulevar) y construir de frente al rio un inmenso monumento que sirva de icono a la ciudad, tal como la Torre Eiffel es el icono de Paris.
Se decidieron por un inmenso arco catenario invertido, de acero inoxidable, de 192 metros (63 pisos) de alto, el doble de otro icono, la Estatua de la Libertad. El Arco simboliza a St. Louis como Puerta al Oeste de los Estados Unidos: el Gateway to the West. Es inmenso, es espectacular, cambia de color con la luz del día y los reflejos de la noche: de hecho se ve de todas partes porque es la construcción mas alta de la ciudad (y el monumento mas alto de los Estados Unidos). Bajo tierra tiene un museo dedicado a la Conquista del Oeste. El Arco es hueco; con Yarka subimos a la punta en un “tranvía” de 10 choches de 4 pasajeros cada uno para gozar de una estupenda vista de 50 kilómetros a la redonda en el despejado día que nos toco. No se debe subir al Arco sin antes pasar por el auditorio en que exhiben un documental de 15 minutos que explica como fue construido.
En los bordes del Mall conservaron solo edificios con valor arquitectónico, muchos de ellos de entidades oficiales. Los huecos se han venido llenando con construcciones muy contemporáneas, algunas agresivamente “post modernas”. Del viejo embarcadero solo conservaron Leclede’s Landing, un pequeño barrio con calles empedradas de la época francesa, que ha sido bien restaurado y convertido en zona de entretenimiento con restaurantes, bares, y muchos “Jazz Bars”…. St. Louis fue importante en el desarrollo del Jazz desde el tiempo del Ragtime. Recuerdas ese himno del Dixieland, los St. Louis Blues?
Para mantener a St. Louis como corazón del área metropolitana, decidieron convertirla en el centro cultural y de entretenimiento de la región. Han tenido éxito: Los estadios deportivos, los museos y los teatros permanecen llenos con la gente de los suburbios.
No quiero hacer una guía turística pero si quiero mencionar lo que mas nos llamó la atención: Uno de los atractivos de la ciudad es Forest Park, un parque urbano que mas que dobla en tamaño el Central Park de Nueva York. Fue sede de la Feria Mundial de 1904, pero de sus 900 “palacios” y exóticas construcciones, solo uno, el Palacio de Bellas Artes, una sobria construcción entre clásica y romanesca fue hecha para perdurar. Hoy es el imponente Museo de Arte de St. Louis. En Forest Park también está el Museo de Historia de Missouri, un lago navegable, un aviario, el Parque Zoológico, pistas de patinaje en hielo, campos deportivos incluyendo dos campos de golf. El Museo de Ciencias queda en el borde.
Otro atractivo es el City Museum, una institución privada que a base de recoger escombros de demoliciones ha armado lo que llama "una mezcla ecléctica de juegos infantiles, casa de la risa, el pabellón surrealista, y maravilla arquitectónica”. Abrió en 1997 en una inmensa y abandonada fábrica de zapatos, en la cual su fundador y cerca de 20 artistas “de vanguardia” desde 15 años antes fueron acumulando “cosas”, colocándolas en formas caprichosas y divertidas. Todo – excepto la inmensa colección de elementos arquitectónicos y decorativos del tercer piso, que si va en serio – es eminentemente entretenido para turistas y locales, grandes y chicos, mas de medio millón al año! Todo es sorpresivo, juguetón y divertido. La fábrica tenía 10 pisos: el museo hasta ahora a llenado los patios, el techo y los primeros cuatro: queda bastante espacio para expansión. Vale la pena que hagas click y le des un vistazo: http://www.citymuseum.org/site/.
Si piensas que el mayor mosaico del mundo está en Constantinopla, estas equivocado. Está en St. Louis: fue iniciado en 1912 y terminado en 1988 y esta en la Nueva Catedral Basílica. Consta de 41,5 millones de teselas de vidrio en más de 7.000 colores que cubren 7.700 metros cuadrados, todas las paredes y techos de la Catedral: Verlo produce una sola reacción: asombro. Asombro que dura buen rato porque por donde uno mire está el mosaico. Si quieres verlo por pedazos haz click: http://cathedralstl.org/site/index.php?option=com_xegalleryxl&Itemid=47. Estar rodeado por ellos es un solo y largo Whoooh!!! La música de fondo viene del famoso órgano de la Basílica.
Y ya que hablo de música, para recibir el 2012 fuimos al Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Sinfónica de St. Louis, la segunda orquesta mas antigua de los Estados Unidos y oímos un caprichoso y festivo programa, muy apropiado para la fecha, que iba de Shostakovich y Bartok, pasando por Brahms, Lalo, Saint-Saens a Gershwin y Morton Gould, sin que faltaran los valses de Strauss que no pueden faltar en un Concierto de Año Nuevo. La sede de la orquesta es Powell Symphony Hall, un auditorio con capacidad de 2.700 espectadores que parece haber sido siempre una sala de conciertos y no un “Movie Palace” construido en 1925.
En St. Louis, pese a ser época de receso, vimos tres obras de teatro. Casi enfrente al Powell queda el Fox Theater, otro “Movie Palace”, construido en 1929 y restaurado en 1982 con un aforo de 4.300 espectadores. Está dedicado a presentar grandes espectáculos, principalmente Road Shows de obras de Broadway. Tuvimos oportunidad de ver una graciosísima producción de La Cage aux Folles, protagonizada por el extraordinario Christopher Seiber y el siempre mediocre George Hamilton (lo recuerdas en sus cursis películas románticas?). El “Fabulous Fox”, no importa que estén presentando, merece una visita: autodefinido como en estilo Siamés-Bizantino, es ostentoso, aparatoso, fastuoso, no necesariamente de exquisito gusto, pero si espectacular!
En el Browning Theater de Webster University (la ciudad tiene 8 grandes universidades con campus) vimos Sunday in the Park with George, el musical de Stephen Sondheim sobre un cuadro de Georges Seurat, en versión del Repertory Theater of St. Louis. Si bien la música no es de las que uno marca con el pie y sale silbando al final de la función, el montaje escénico es sorprendente: los actores con su presencia van armando y desarmando el cuadro de Seurat a medida que este lo va componiendo y pintando.
En el Grandel Theater, un templo convertido en teatro (me recordó la sinagoga convertida en La Casa del Teatro Nacional en La Soledad) y a una cuadra del Powell Symphony Hall y del Fox Theater, vimos una impecable versión de On Golden Pond, presentada por The Black Rep, una compañía de actores negros. Lo sorprendente es que el color de los actores no cambió en nada el sentido de la obra. Las actuaciones de Ron Himes y Linda Kennedy estan a la altura de las de Henry Fonda y Katherine Hepburn en la recordada película de 1981.
Que mas hay que hacer en St. Louis? Mucho. Algo que queremos recomendar es conocer la Anhauser-Bush Brewery que a pesar de ser una de las mas grandes de Estados Unidos (ocupa un campus con mas de cien construcciones ligadas con tuberías que transportan el producto) , conserva el estilo Germano-Romanesco en ladrillo rojo de sus primeros edificios, muy parecido a las construcciones originales de Bavaria de Leo Kopp (en la carrera 13 con calle 29) en que participó Rufolf Kohn, el abuelo de Yarka, quien fue su cervecero, antes de fundar en 1903 a Germania, su propia cervecería.
Anhauser-Bush ofrece tours gratuitos que dan una idea general de como es y como la inmensa planta; un curso de cata de cerveza que entrega un certificado de asistencia, vale US$ 10 por persona y no tiene mayor merito; y un “Beermaster Tour” por US$ 25 p.p., muy interactivo e informativo, que entra en las principales dependencias de la cervecería. Yarka y yo lo tomamos y no dudamos en recomendarlo.
Tal vez lo que mas nos gustó de St. Louis fue el hotel en que nos alojamos, el Marriott St. Louis Union Station, que queda en la restaurada estación ferroviaria que en los años 1940’s llego a manejar en promedio 100.000 pasajeros diarios (en el 2011 el Aeropuerto Eldorado manejo un promedio de 56.00 pasajeros diarios). Ese tráfico fue cayendo hasta que en 1978 cerro con solo 3 llegadas y salidas al día en su gran galpón 47.000 metros cuadrados con capacidad de manejar 42 trenes simultáneos. Afortunadamente ya en 1971 la ciudad había declarado la estación Monumento Histórico lo que impidió que fuera demolida. En 1985 fue restaurada y convertido en centro comercial, de diversión y hotel. El Gran Hall de la Estación es ahora el lobby del hotel, el cual, en adición a las 60 y pico habitaciones de 1894, tiene ahora mas de 500 mas construidas bajo el galpón ferroviario.
La magia de todo esto es que el todo hotel irradia lo que era extremo lujo en la Belle Epoque. Para que le veas, aquí va un mosaico:
Una recomendación en caso de que vayas a St. Louis y decidas quedarte en este hotel: insiste en que te den una habitación en la Estación – no en el ala construida bajo el galpón ferroviario – porque estas son las que mas ambiente tienen.
Fue tanto lo que nos gustó el Marriott St. Louis Union Station (1820 Market Street · St. Louis, Missouri 63103 USA, Tel. +1-314-621-5262) que lo usamos como base en buena parte de nuestra exploración de Missouri. Pero esta ya va muy pa’ largo, de manera que eso será tema de otra crónica.
Hasta pronto,
Juan Jorge Jaeckel
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