Saturday, June 2, 2012

Pan y Circo en Nueva York -2012

Thu, 29 Mar 2012


Hola:
Generalmente escribo mis crónicas en orden cronológico y ya tengo listas muchas notas para la de Sri Lanka, país que por lo remoto y por sus parecidos con el nuestro, da mucho tema, por lo cual temo que va a resultar un poco larga. Por eso opté por escribir primero esta sobre Nueva York, ciudad donde apenas  pesábamos cambiar de avión porque yo – por la brusquedad de los neoyorkinos – había roto relaciones. 
En Sri Lanka exploramos mucho, pero no pudimos disfrutar de nuestras otras dos adicciones, gastronomía y espectáculos: la comida de Sri Lanka es mas Hot que la hindú, y  como yo no puedo comer cosas picantes  ni siquiera subí de peso. Y por no hablar  ni una palabra de cingalés, de teatro, cero. Por eso decidimos que sería una buena idea parar  por unos pocos días en Nueva York, gozar sus restaurantes, y hacer un preámbulo al Festival de Teatro de Bogotá (FITB), con lo único que le falta: musicals.
Salir de Asia  y regresar a América es un cambio brusco; uno llega al aeropuerto de Abu Dhabi en un taxi con chofer impecablemente disfrazado de capitán de aviación, que habla perfecto ingles. Y sale del aeropuerto de Nueva York en un taxi con chofer desarrapado (en comparación, los taxistas de Bogotá son unos dandis) que balbucea algo de ingles. Es el salto del Siglo XXI al corazón del Siglo XX. Es el salto de "todo nuevo" a "la pátina del tiempo".  Pero  me reconcilié con Nueva York. Nuevamente encontré la ciudad que amé por tanto tiempo: la gente se volvió a ser amable.
Se me antoja que Manhattan es como una zona vinícola con una gran variedad de microclimas y terroires: Tribeca, Soho, Central Park, Greenwich Village, East Harlem, Wall Street, Gramercy Park, Murray Hill, para mencionar solo unos cuantos, todos diferentes entre si. Unos son ricos otros son pobres, algunos  son nuevos, otros son viejos, muchos están restaurados y se han puesto de moda. Todos tienen en común lo que hace que Nueva York sea Nueva York: pequeños comercios que le dan vida a las calles, camiones mal estacionados en ambos costados de la vía, vendedores callejeros que ofrecen de todo, y entre estos los mas tradicionales: los carritos con sombrilla que venden pretzels, y en especial los que venden  Perros Calientes  con la marca Sabrett y emiten el delicioso aroma a salchichas y mostaza, tan característico de la ciudad. Y gente, mucha gente por todos lados.
Como nosotros íbamos para aplicarnos una sobredosis pre FITB de teatro musical, optamos por instalarnos en Times Square, una zona nada elegante, nada fina, pero muy mejorada de lo terrible que llego a ser hace 30 años. Con sus edificios convertidos en gigantescas y multiformes pantallas de TV y los tropeles humanos que según Yarka son dignos de Tokio, es muy "exciting 24/7", como dirían los mas jóvenes.  Nos alojamos en el Hotel Marriott Marquis, (1535 Broadway, Tel. +1-212-398-1900,  http://www.marriott.com/hotels/travel/nycmq-new-york-marriott-marquis) una mole de 50 pisos, 2000 habitaciones y 70 salas de reuniones, que ocupa media manzana de Broadway, entre las calles 45 y 46. Por la cantidad de gente que hay en lobby (que queda en el 8º  piso),  mas que hotel parece una estación de subway en rush hour. Lo escogimos porque – para nuestros fines, al menos – tiene lo más importante que debe tener un hotel: ubicación: hay al menos 25 teatros  a menos de 4 cuadras de distancia. El costo no es bajo: una habitación puede estar en algo mas de US$ 300, pero si algún dia la demanda es alta puede subir hasta a  US$ 500. Por otro lado  ofrecen descuentos a ciudadanos mayores (>65), y a miembros del AAA, aplicables también a socios del Automóvil Club de Colombia. Es lo que con tanta gracia ahora llaman "Tarifas Dinámicas"  y que para mi significa "Lo que el Marrano Aguante".
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Lo primero que hicimos cuando llegamos fue comprar boletas para una forma de teatro específica: teatro musical que es lo único que escasea en el FITB. Aclaro: no es que en el FITB no haya música; la hay y mucha. Lo que escasea es Musicals del formato de Brodway y del West End, un genero al que me aficioné  hace  mas de 60 años cuando, antes de entrar a universidad, mi mamá me llevó a ver Kiss Me Kate de Cole Porter en su primera versión con Alfred Drake y Patricia Morrison , y poco después South Pacific de Rodgers & Hammerstein II, con Mary Martin y Eszio Pinza, recién retirado del Met. Desde ese entonces soy adicto al género hasta el punto que, para horror de mis amigos cultos,  he dicho que teniendo la opción de escoger, prefiero ver cualquier musical a un buen drama.
Lo primero  que vimos fue  Jersey Boys, un  musical estrenado en Broadway en el 2005 con tanto éxito que tiene dos "Tour  Companies" andando y ha sido  montado en 8 ciudades. En nuestros viajes lo habíamos encontrado varias veces en diferentes sitios, pero nunca habíamos conseguido boletas. Esta vez corrimos con mejor suerte: las conseguimos en TKTS, el puesto en la calle 47 con Broadway (a una cuadra del Marriott Marquis)  que a partir de las 3 de la tarde vende boletas del dia a mitad de precio. Jersey Boys es un musical cuasi documental sobre  The  Four Season, uno de los grupos vocales de Rock mas exitosos de los años 60's. El teatro estaba repleto de cincuenta y sesentañero  - babyboomers  -  comportándose como quinceañeros, Yarka incluida. Yo, que soy algo mayor, me mantuve mas bien callado.
También vimos Spider Man, Turn of the Dark, un musical rock con música de Bono (de U2), notable por muchos conceptos: aquí algunos: a.) Es el musical más costoso que se ha producido (US$65 millones, lo usual es de US$5 llegando hasta un máximo US$ 12 millones) y su  operación semanal sobrepasa un millón de dólares. b.) Duró en previews, con varias interrupciones por accidentes en los stunts, cambios en dirección y reparto y revisiones de contenido, desde el 28 de Noviembre, 2010 hasta el 14 de Junio, 2011, en que al fín se estrenó.  c.) Los comentarios de los críticos han sido mas que desastrosos. Como muestra este de Ben Brantley del New York Times: "Yo recomendaría Spider Man únicamente a  buitres carroñeros que se alimentan de cualquier forma de teatro. Ahora, si conociera a un niño menos que precoz de alrededor de 10 años,  y tuviera algunos cientos de dólares para botar, consideraría llevarlo una versión nueva y mejorada de Spider Man ". Con estos antecedentes, y otros igual de tenebrosos, Yarka y yo no dudamos un momento en ponerlo en nuestra lista de Must See. Algo así hay que verlo!  Nos sorprendió que a pesar de la pésima crítica, la demanda de tiquetes es inmensa, al punto de que el teatro  aplica "Tarifas Dinámicas".   
Vimos Spider Man  y nos gustó. En lo que los críticos se equivocan es en juzgarlo como otro musical mas. Spider Man es algo diferente: un espectáculo del género "Cirque du Solei", con asomos de argumento y todos los stunts y efectos escénicos que se pueden comprar con 65 millones de dólares: es un gran show, muy apropiado para nosotros que somos aves golosas que picoteamos toda clase de espectáculos! Si uno lo ve como puro entretenimiento (es decir que no le busca  ni mensaje ni nada por el estilo), Spider Man, con sus batallas aéreas que se realizan no frente, sino encima del publico, con sus ocho pantallas de video de la altura del escenario que se pueden mover en todas las direcciones, con todos los efectos especiales que hacen ver el show como una película 3D pero en vivo, con todo eso y mucho mas, Spider Man hay que verlo.
Luego fuimos a ver How to Succeed in Business Without Really Trying, un revival de la graciosísima comedia musical de los años 60s. Yo la conocía de su run inicial (en esa época yo trabajaba en Avianca, iba a Nueva York con frecuencia y veía cuanto musical se estrenaba) y me sorprendieron dos cosas: 1.) el revival es prácticamente igual a la versión original y 2.) el humor es igual de vigente a lo que fue hace medio siglo.
Yarka me convenció que también deberíamos ver algo "serio", razón por la cual fuimos a ver A Moon for the Misbegotten, el largo drama de Eugene O'Neill (a O'Neill no le gustaba escribir corto) presentado por The Pearl Theater Company, una compañía de teatro estable con actores reconocidos, dedicada  desde hace 27 años   a presentar obras importantes del teatro universal. La vimos en uno de las dos salas menores ubicada bajo el New York City Center, el arabesco escenario de artes escénicas de la Calle 53. Solo tengo un comentario: Que actorasos! 
Como tanto Yarka como yo somos asiduos de las transmisiones en HD del Metropolitan Opera que pasan en Cine Colombia, no pudimos dejar de ir al Met en vivo: optamos por ver Khovanshchina, una opera en 6 escenas de Mussorgsky. Como buena opera rusa, es oscura, trágica y en tonos menores. Parece un corolario a la ley de Murphy: toda situación mala es susceptible de empeorar…. Y de hecho empeora! Pero que maravilla de presentación: que voces  y que montaje: es tan espectacular que las cuatro horas y media de continuas tragedias - termina con la inmolación en llamas de los menos malos - resultan entretenidas (no puedo decir divertidas).
Los romanos determinaron que la gente, para estar contenta, requiere pan y circo, aunque pienso que exageraron un poco con lo de los gladiadores y las orgias Ya te conté el circo que nos tuvo contentos en Nueva York. Este fue algo del pan que comimos:
Desde hace años uno de nuestros restaurantes predilectos en Nueva York es Jean Georges (1 Central Park West, Tel. 1-212-299-3900, www.jean-georges.com ) ubicado en la entrada del no modesto Trump International Hotel and Tower de Columbus Circle. Jean Georges es diferente. Es dos - ¿o hasta tres? – restaurantes colindantes unidos por la misma entrada y la misma recepción, con ambientes ligeramente diferentes, cartas distintas y la misma operación. Tienen nombres: La Terrace  at Juan Georges  y Nougatine (traduce algo asi como turrón) at Jean Georges que no parecen tener fronteras físicas, y  Jean Georges a secas: este es el que ofrece las cartas mas costosas. Pienso que a veces ni el mismo Jean GeorgesVongerichten los distingue bien entre sí. Hemos comido igualmente bien en todos ellos. 
Jean Georges nos gusta por muchísimas razones: su excelente cocina, algo francesa pero con salsas livianas (tiene 3 Estrellas Michelin y 28 puntos en Comida en la encuesta Zagat), es cómodamente  elegante, y – considerando su altísimo nivel – se puede comer  relativamente barato. Me corrijo,  muy barato: a la hora del almuerzo ofrece un menú de tres pasos con varias opciones a un precio fijo de US$32, y uno, muy sofisticado, de dos pasos por US$ 38 (paso adicional + US$ 19). Por esas sumas, en restaurantes de similar nivel ni lo saludan a uno. Por las noches también ofrecen  menús a precios  fijos (Pre y Post Teatro US$ 38, y de 4 pasos desde US$ 78) y un Menú Degustación de 9 pasos con los platos bandera de Jean Georges  (US$ 168). Todo esto en un ambiente espacioso, relajado y con excelente servicio. La edición 2012 de la Encuesta Zagat lo califica (de 0 = pésimo a 30 = absoluta perfección) asi: Comida:28; Ambiente: 27; Servicio: 28; Precio: el que uno elija, digo yo. En la Escala de Jaeckel (A: no debí haber ido; B: fui y no pasó nada; C: fui y podría volver; D: uno de mis favoritos) le doy una D aclamada.
Tuvimos oportunidad de cenar en otro de los grandes restaurantes de Nueva York: Daniel (60 East 65th Street, Tel. 1-212-288-0033, www.danielnyc.com/daniel.html  ). Si uno le puede creer a las guías y a las encuestas, Daniel es uno de los dos mejores restaurantes de la ciudad: también tiene 3 Estrellas de Michelin, y tiene calificación de "Comida: 29" en Zagat. El otro restaurante tan altamente calificado es  Le Bernardin. Daniel ocupa la planta baja de uno de esos elegantes edificios de apartamentos de Park Avenue al norte de la calle 60 (los de mas al sur ya todos sucumbieron a la racha constructora de torres de vidrio y acero que empezó a fines de los años 50's) y tiene la elegancia y el estilo de finales de la era del cine mudo. La mayor parte de las mesas esta en una imitación de patio moro, tan en boga en esa época, excepto que las columnas son capiteles corintios. En la decoración hay varios toques contemporáneos que funcionan muy bien: todo es sobrio y elegante. Digamos que el sitio es algo ecléctico.
Los meseros parecen MBAs del sector financiero, consultando amablemente con nuevos clientes. Todo es tranquilo.  Daniel Boulud, el chef dueño de este y varios restaurantes más regados en Nueva York, Londres, Beijing y puntos intermedios, hizo de Daniel no solo un restaurante con una gran cocina: con su elegante decorado y excelente servicio es un oasis de tranquilidad: lo mantiene  así quitándoles a sus clientes una gran preocupación -  la de la cuenta. Ofrece, exclusivamente,  menús de precio fijo y de degustación. También  ofrece a precio fijo, maridaje para todos los pasos. Que buena idea eso de poder establecer de antemano cuanto va a costar la ida a comer especialmente cuando uno sabe que  no va a ser poco. La cena  de 3 pasos, con infinidad de opciones y con maridaje de vinos vale US$ 168, y merece cada centavo. 
La comida de Daniel se describe  en una palabra: exquisita. Aunque Daniel Boulud nació en Francia, su estilo es global: no tiene etnia. Combina ingredientes, técnicas y sabores de todas partes, y las presenta en forma digamos "contemporánea".  La Encuesta Zagat to califica Comida: 29; Ambiente: 28; Servicio: 28; Precio: US$ 137.  En la Escala de Jaeckel ciertamente le pongo D.
Una noche, para cenar  después de teatro, gracias a Zagat descubrimos un restaurante absolutamente extraoridinario: Sugiyama (251 West 55th St., Tel.  1-212-956-0670. www.sugiyama-nyc.com ). Por su diminuto tamaño y su ubicación en un edificio viejo y feo, podría ser descrito como un cuchitril, pero su interior es agradable y su comida que obviamente es japonesa, es diferente al usual sushi e igualmente  delicioso: lo llaman comer  estilo Kaiseki: son menús completos que constan de varios platos elaborados con ingredientes de estación, con especial atención no solo a sabores y texturas, sino también  a color y forma de presentación: son un placer no solo para las papilas sino también para los ojos. 
Sugiyama-san, un hombre cercano a los 60 años, montó su restaurante hace cerca de veinte y aún hoy, pese a su altísima calificación, permanece frente al fogón que está a la vista en su local que es mínimo, no pasa del tamaño de la sala de una casa no muy grande. La decoración es oriental, discreta - no tiene toques folklóricos - aprovecha muy bien el espacio ya que logra acomodar como 40 comensales. La carta  no da muchas opciones: ofrece menus Kaiseki completos de tres pasos en adelante mas unos pocos platos especiales del chef. Considerando lo extraordinario y también – al menos para mí – novedoso, de la experiencia, los precios son muy razonables: empiezan en US$ 32 por uno sencillo de 3 pasos, hasta US$79 por 8 pasos. Todo esto con un servicio excelente que incluye explicaciones de cada plato, muchas de ellas dadas por Nao (así de amigos quedamos con el chef) mismo.
Zagat califica a Sugiyama asi: Comida 27; Ambiente: 21; Servicio: 26; Precio: US$ 90. En la Escala de Jaeckel tiene una D: Cuando regrese a Nueva York y tenga antojo de algo japonés, Sugiyama será mi primera opción.
Como no tengo la capacidad de síntesis de  Pedro Vargas, Bailli Honoraire, quien hace algún tiempo nos envió a los cofrades de la Chaine des Rotisseurs un muy interesante y concreto informe sobre sus experiencias gastronómicas en The Big Apple  (Pedro me autorizó incluirlo en Cronicas de Jaeckel. Lo puedes leer pinchando  http://cronicasdejaeckel.blogspot.com. ;  etiqueta: "Varios:  Crónica Ajena: Tour Gastronómico de Nueva York"), voy a comentar un solo restaurante mas, porque es muy bueno, es muy atractivo, y es muy nuevo,  por la cual es aún desconocido: se llama Estiatorio Milos (155 West 55th Street, Tel. 1-212-245-7400, http://milos.ca/en/newyork/index.html ). Como habrás adivinado por el nombre, Milos es pescadería y restaurante griego. Tuvo su origen en Montreal hace mas de 20 años y recientemente abrió en Nueva York en un inmenso local de varios niveles, muy espacioso, muy aireado, blanco, casi se siente soleado…. como una isla del mar Egeo. Su mayor atracción es la inmensa mesa de hielo en que exhiben todos los pescados y mariscos que ofrece: uno escoge el suyo, determina como quiere que se lo preparen y lo paga al peso. 
Todo lo que probamos nos gustó, pero quiero comentar dos entradas extraordinarias: el Pulpo Asado que no tiene nada de cuachoso, y Langostinos con Tomates Secos que otros restaurantes habrían llamado Colitas de Langosta. Los postres, en cambio, no son amenaza para la pastelería de la esquina. Los precios justifican la existencia de algunas prenderías que funcionan en el vecindario. Sin embargo a medio dia tienen un atractivo menú de precio fijo de tres pasos y varias atractivas opciones (US$ 24.07, si 24 dólares con 7 centavos), y en horas no pico sirven uno  parecido pre y post teatro (US$ 49). La Encuesta Zagat lo califica Comida: 27; Ambiente: 24; Servicio: 24; Precio US$ 84. En la Escala de Jaeckel también merece una D.
Como habrás notado, en Nueva York  comimos divinamente y nos divertimos mucho. Ahora regreso a mis notas para escribir sobre Sri Lanka porque quiero enviar la crónica sobre ese país antes de que se vuelva historia antigua.
Recibe un abrazo de 
Juan Jorge Jaeckel 

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