Mon, 26 Mar 2012
Hola:
Pasó ya el primero de los tres fines de semana del XIII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB) y no resisto las ganas de opinar al respecto, y al final hacer una urgente recomendación:
La oferta de este Festival, como siempre, es inmensa y juzgando por lo que Yarka y yo hemos visto, está a la altura de los festivales anteriores. En lo que si se le fueron las luces a los organizadores es en la fijación de precios: debieron pensar: "Si el concierto de cualquier chiflamicas de moda puede cobrar las boletas con precios de seis dígitos, porque nuestro tan prestigioso Festival de Teatro no?" y subieron los mejores puestos en alrededor de $ 30.000… y proporcionalmente las demás.
Por lo que he podido apreciar el alza de precios ha producido una notable baja en la asistencia y un gran número de sillas vacías especialmente en las mejor ubicadas, algo inusitado en festivales anteriores. Parece que los organizadores del FITB no tuvieron en cuenta que la mayoría de su audiencia es gente que asiste a múltiples funciones y que no es lo mismo el espectador de "Que caray, por una vez me voy a dar gusto y pagar $30.000 mas", que el asiduo que va a muchas funciones y tiene que multiplicar esos $ 30.000 por 6, 10, 15 o mas boletas y/o dejar de asistir a algunos de los espectáculos que quiere ver. A eso se debe que las plateas estén llenas de sillas vacías y lo que se llena en los teatros es la parte de atrás.
La otra cara de esta moneda es buena noticia para los espectadores que no son asiduos: este año van a poder decidir a última hora y probablemente encuentre boletas en taquilla el dia de la función, algo prácticamente inimaginable en los festivales anteriores.
Ahora quiero opinar sobre lo que hasta hora hemos visto:
El FITB se inauguró el jueves en el Jorge Eliecer Gaitán con un drama musical netamente costeño con porros, bullarengues, cumbias, fandangos, basado en la vida de la bailadora y activista Maria Barilla (1887-1940). Aunque en los primeros 10 minutos parece extraño, de ahí en adelante se vuelve sorprendente, y por lo diferente, fascínate. De destacar, la actuación de Natalia Bedoya. Lastima que solo se hayan programado dos presentaciones: ojala el Festival, que es coproductor del montaje lo presente nuevamente en temporada regular; es un musical que muchos querrán ver.
En Colsubsidio vimos una versión de Peer Gynt, presentado por el SPAC (Shizuoka Performing Arts Center), una curiosa combinación de un personaje de leyenda noruego dramatizado por Ibsen, en una interpretación muy contemporánea del director japonés Satoshi Miyagi. El montaje es escénicamente muy original y sorprendente, aunque un poco presumido ya que asume que el espectador conoce al dedillo la leyenda: yo la última vez que leí Peer Gynt creo que fue en colegio, y no recuerdo nada. De destacar el piso que es ingenioso tablero de juegos con huecos por el cual entran y salen los personajes – aún no he descifrado como es que lo hacen - y el acompañamiento musical a base de tambores, hasta 12 en un momento dado.
Cayetana, Su Pasión, el espectáculo de la compañía flamenca de Cecilia Gómez en el Teatro Mayor, para mi se destaca por lo novedoso del montaje de sus 7 cuadros. Ella es una excelente bailarina, su grupo es muy pulido, el vestuario es estupendo. Para mi la obra vale mas por su ingeniosa presentación que por su contenido, pero debo anotar que el Flamenco no es una de mis formas de arte musical preferidas.
Rock and Roll, presentado en el Auditorio Leon de Greiff por el Teatro Nacional de Kosovo, a pesar de tener buena música y un montaje escénico interesante, me pareció un ladrillo. Es un drama altamente politizado que se desarrolla en un lapso de alrededor de 40 años entre Cambridge, Praga y Pristina. Está hablada alternativamente en albanés y en ingles, con sobretítulos inoperantes. Tal vez por eso no pude conectarme con la obra.
Anoche gocé uno de los mejores espectáculos que he visto en todos los FITBs a que he asistido: Rushes +, presentado por el grupo de los israelíes Inbal Pinto y Avshalom Pollak, coreógrafos maestros también en farsa. Con su montaje minimalista y sus excelentes bailarines la obra es técnicamente perfecta. Pero es mas: es sorprendentemente original y es muy, muy divertida: es, desde la primera escena, entretenimiento en su máxima expresión. Tal vez lo más extraordinario es el número final, un baile en que diez sillas tienen un papel preponderante: con una lógica tan contundente como absurda, llegan a dominar la escena danzando con los bailarines en formas tan graciosas como inusitadas. Rushes + está hasta esta noche en el Teatro de Bellas Artes: si lo alcanzas a ver te aseguro que te divertirás!
Un abrazo,
Juan Jorge Jaeckel
No comments:
Post a Comment