Tuesday, September 18, 2012

RUMANIA Y BULGARIA, dos destinos diferentes - 2012


Hola:
Ya hace algunas semanas que regresamos de nuestro reciente viaje por Rumania y Bulgaria, pero no he podido empezar esta crónica porque las Olimpiadas nos ocuparon de tiempo completo, y además porque estoy lleno de dudas: los dos países son tan desconocidos por nosotros que muchos los confundimos. Por mas de 8 lustros estuvieron inmersos en la esfera soviética (en la parte más oscura de la esfera), y prácticamente aislados del mundo, y como nunca fueron centros realmente importantes de nada, aun hoy no son destinos prioritarios. Escribo sobre uno? Escribo sobre el otro? Sobre juntos los dos? Y mas complicado todavía: siendo tan poco conocidos, habrá alguien interesado en leer  mi cuento? 
Hace unos días decidí que si voy a escribir y voy a hacerlo, pero no sabía como comenzar. Entonces recordé lo que le oí hace mucho tiempo a Fernando Londoño Henao (Caracol,  Chaine des Rotisseurs, International Advertising  Association ,  Academia Colombiana de Gastronomía, Club  El Puente, entre otros) sobre como preparar una buen discurso: “Lo mas difícil es encontrar el inicio, por ejemplo: ‘Señoras y señores, nos reunido hoy aquí para…..’ y de ahí en adelante lo demás ya sigue facilito!” . Aquí va mi  discurso:
Señoras y señores: estoy aquí para narrarles mis impresiones  sobre Rumania y Bulgaria. Decidimos ir porque no encontramos razón valida para no hacerlo. Y  no nos arrepentimos. Lo disfrutamos muchísimo. Para empezar voy a hacer unos comentarios  generales: los dos países, comparten una zona de los Balcanes que los hace geográficamente similares: ambos dan al Mar Negro, por ambos pasaron griegos y romanos, ambos pasaron por un medioevo turbulento, tenebroso  y  oscuro, ambos fueron explotados por mas de cinco siglos por el Imperio Otomán y, tras unas pocas décadas de vida independiente, cayeron en la orbita de la URSS en la cual fueron relegados a un hoyo negro en la marcha del tiempo. Desde los años 90’s cada uno, a su manera, esta tratando de recuperar el tiempo perdido e incorporarse al mundo actual.
Bulgaria y Rumania están poblados por etnias muy diferentes, hablan idiomas totalmente distintos  y a pesar de que sufrieron las mismas dominaciones, sus historias no tienen mucho que ver la una con la otra. Son dos vecinos que no se conocen, a pesar de que comparten una larga frontera  conformada en parte por el  rio Danubio: parece que no supieran nadar: sencillamente no lo cruzan! Un ejemplo: el Dr. Faragas, Bailli de la Chaine des Rotisseurs rumana,  nos orientó sobre que hacer, que ver, y sobre todo sobre donde comer y donde alojarnos en su país, pero cuando le pedimos alguna sugerencia para Bulgaria nos confeso que solo había estado allá por unos pocos días cuando era un muchachito y tampoco recordó a alguien que si pudiera informarnos.
Que otras ayudas tuvimos para nuestro viaje? Las mismas de siempre: para iniciar,  mucho estudio de parte de Yarka en guías de viajes que hemos venido coleccionando en nuestra biblioteca. Nuestra guía preferida?  Frommer’s que mas que datos, da bien fundamentadas opiniones. Desafortunadamente Frommer’s  dista mucho de cubrir el mundo entero como si lo hace Lonely Planet, que es muy rica en datos  y que desde hace algún tiempo se ha vuelto amena para leer.
En este viaje nos ayudo muchísimos una guía totalmente diferente de las demás: se llama In Your Pocket  (http://www.inyourpocket.com). La vimos por primera vez hace unos cuantos años en los países bálticos (originó en Vilnius, escrita en ingles por un alemán y tres hermanos belgas). Después la encontramos en Polonia, y se ha popularizado a tal punto que hoy hay guías de todos los países que estuvieron detrás de la Cortina de Hierro y se esta extendiendo al resto de Europa: ya en internet hay guías In Your Pocket de 28 países y mas de 120 ciudades. Lo que la hace diferente es que no publica libros. Aparece en internet y en revistas de bolsillo mensuales (lo cual mantiene actualizada toda la información, especialmente la de eventos que las guías en libro difícilmente pueden tener) y está escrita desde el punto de vista de expatriados residentes en ciudades y países que conocen, quieren, disfrutan, y que con ocasional humor hasta negro, describen en forma muy amena y divertida, con la total independencia de sus anunciantes. Cuando vayas a Europa te recomiendo que la consultes en internet antes de viajar: posiblemente te de útiles referencias.
Para información practica  y concreta sobre Rumania y Bulgaria te refiero a In Your Pocket. Yo más bien voy a seguir opinando sobre lo que mas nos llamó la atención. Pero antes unas líneas sobre los países en si:
Rumania es un país del tamaño de Meta, Caquetá y Antioquia (para meterle también un poco de montaña) y con algo menos de la mitad de la  población de Colombia. Pero mejor que describirlo voy a traducir el primer párrafo sobre Rumania que aparece en la ya mentada guía In Your Pocket:
“Rumania es donde termina el mundo occidental y empieza el Este Eslávico: es el último territorio que incorporo el Imperio Romano, cuando Roma ocupaba lo mejor y mas desarrollado del mundo, y el primero que abandonó al dominio de los Barbaros. Tras casi 2000 años Rumania se ha vuelto a incorporar al mundo civilizado, o al menos a la Unión Europea, otro imperio que surgió de Roma – o al menos del ‘Tratado de Roma’.”
Cuando uno llega a Rumania (escrita ROMAnia en casi todos los idiomas) nota la seriedad con que los rumanos toman ser descendientes de la antigua Roma: se autodefinen como una “Isla de Latinidad en un Mar Eslavo” y son pocas las ciudades en que no vimos una estatua de la loba  amamantando a Rómulo y Remo. Eso tiene una importante consecuencia práctica: si bien uno llega a lo que espera ser un país  extraño, encuentra que entiende todos los avisos, letreros  y  textos que encuentra. O mejor, piensa que los entiende, porque  reconoce palabras las más de las veces terminadas en U (como en portugués INHO, o en italiano INI). Desafortunadamente, muchas veces la palabra clave tiene en rumano un significado distinto  al que tiene en español. El hecho es que en Rumania uno se siente mas cómodo de lo esperado, cosa que refuerza el hecho de que los rumanos jóvenes casi todos han tenido que aprender en  el colegio al menos una segunda lengua y que muchos han escogido el español. Tantos que muy pronto Yarka y yo aprendimos a no secretearnos en español.
Ese no es el caso de Bulgaria: en el momento en que cruzas el Danubio entras a un país en que no solo no hablas el idioma, sino que eres absolutamente analfabeta: no puedes siquiera leer fonéticamente los avisos porque están escritos en alfabeto cirílico y aunque uno ve letras que piensa que sabe como suenan, está equivocado porque suenan totalmente distinto. Un ejemplo: uno frecuentemente encuentra la palabra  ресторант,  y adivina que se lee PECTOPAHT. Pero no: suena restorant,  y sí, si significa restaurante. Bulgaria es un país totalmente eslavo y si bien en los sitios que uno frecuenta halla gente que habla ingles, es mucho mas difícil comunicarse que en Rumania.
Bulgaria, con un territorio de algo menos de la mitad, y con algo mas de un  tercio de la población de Rumania, es igualmente interesante  y paisajísticamente tan lindo, pero repito: los dos países son totalmente diferentes.
Ni Bulgaria ni  Rumania son paraísos gastronómicos: nadie los visita para ir a comer. Eso no quiere decir que no se coma bien: en ambos la cocina regional es el resultado de la amalgama de estilos que vienen de sus múltiples maromas históricas que de una manera u otra han influido la ingesta de alimentos: en Rumania hay, mas que todo, influencia centro europea, la cual en Bulgaria, por quedar mas al sur, está mesclada con turca y griega. En  ambos países la comida es a base de cocidos, sana, sabrosa, algo pesada, nada sofisticada y servida en grandes porciones. Si hay algo que destacar yo diría que en Rumania son el repollo que no falta en ninguna comida (hay 1.001 maneras de prepararlo), y las sopas agrias – muchas con repollo - de las cuales hay innumerables, tantas como cocineros y por lo general son muy sabrosas. En Bulgaria lo mas notable son las ensaladas con las que se empieza cada sentada y que son absolutamente deliciosas - especialmente por los tomates que son casi tan buenos como los turcos - y los yogures que no son industriales sino hechos en casa: no por accidente su base son los Bacilos Búlgaros.
En ambos países empiezan a abundar los restaurantes de “comida internacional”,  algunos  bastante buenos. El servicio en general tiende a ser cordial, en muchos casos diría que hasta entusiasta, pero no hay que esperar mucho en materia de etiqueta y conocimiento de los platos: eso todavía esta en vía de aprendizaje. Los precios de los restaurantes, comparados con los de Bogotá, nos parecieron baratos.
En cuanto a vinos, su historia en ambos países se remonta a tiempos romanos. La calidad de los vinos rumanos que era universalmente reconocida, durante la era comunistas empezó a decaer. En 1969 sucedió algo sorprendente: Pepsi Cola en su afán de penetrar el inmenso mercado detrás de la Cortina de Hierro principió a hacer  canjes que le permitieron ingresar a esos mercados. La URSS canjeó Pepsi-Colas por vodka y cascos de barcos. Rumania, Bulgaria y Yugoslavia hicieron lo mismo pero con vinos. Con enólogos franceses convirtieron  antiguos viñedos en inmensas granjas colectivas productoras de vinos a granel, no buenos pero si muy baratos, que Pepsi exportaba y vendían desde dos dólares por botella. Con la caída de los regímenes comunistas y la restitución de las vinerías, los vinos han logrado regresar a sus antiguos niveles y en algunos casos superarlos con creces. De hecho tanto en Rumania como Bulgaria el consumo de vinos esta al nivel del de sus muy prestigiosas cervezas y la industria vinícola está prosperando. Rumanía  es uno de los 10 mayores exportadores de vinos.
En nuestro viaje pasamos por muchas zonas vinícolas bien definidas, con Denominación de Origen, y literalmente cientos de viñedos. Una queda cerca de Tulcea, en el delta que forma el Rio Danubio al desembocar en el Mar Negro. A la conserje de nuestro hotel le pedimos que nos anunciara en alguna vinería y nos refirió a la Vinuri de Macin. No sé que les dijo pero debió ser muy bueno: cuando llegamos, tras un pequeño tour por la planta y la cava subterránea donde reposan los vinos, nos llevaron a una gran sala de catas en la cual nos recibió uno de los dos dueños, el enólogo y el gerente financiero y procedieron a darnos de probar 11 vinos diferentes, casi todos varietales de cepas clásicas   y algunos a base de Feteasca, una uva local que da un vino tinto que aun joven tiene mucho cuerpo, y Feteasca Regala un blanco frutoso con muy marcada nariz. Todo esto en medio de una animada conversación, acompañada de unos absolutamente deliciosos trozos de jamón muy, muy graso que a mi modo de ver en una cata larga talvez no es técnicamente lo mejor,  pero si mas sabroso que el insípido pan y además , según la sabiduría convencional, forra el estomago para que no absorba mucho alcohol. Algunos de los vinos nos parecieron excelentes. Desafortunadamente, y a pesar de que la vinería cultiva cerca de 300 hectáreas propias, la producción  es apenas suficiente para abastecer la demanda regional.

Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00255.JPG La Vinuri de Macin: catamos 11 vinos diferentes y todos nos gustaron!
Que donde nos alojamos?  En todas partes encontramos hoteles cuanto menos adecuados. Algunos son de estilo realista socialista, con equipamiento – y hasta ambiente - de la época, pero como todos los hoteles, están bien atendidos.
Hay tres hoteles en especial que quiero mencionar porque nos parecieron extraordinarios; El JW Marriott Bucharest Grand Hotel  (Calea 13 Septembrie 90, Tel. +40-21- 403-0000, www.marriott.com/hotels/travel/buhro-jw-marriott-bucharest-grand-hotel ), un inmenso y esplendoroso hotel con todos los lujos, forrado de mármol, en un edificio que inicialmente iba a ser el Palacio del Pueblo (para atender los VIPs del Partido), que tiene tarifas de habitación sorprendentemente bajas: apenas llegan  hasta US$ 150 en días de mucha demanda y en fines de semana bajan hasta US$ 105.
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC03996.JPGEn Sofia nos quedamos en el Sheraton Sofia Balkan Hotel (5 Sveta Nedelya Square,Sofia, Tel.: +359-2- 981-6541, www.starwoodhotels.com/luxury/property/overview/index.html?propertyID=186 ), un  hotel que forma parte del Luxury Collection de esa cadena hotelera, y al igual del JW Marriott de Bucarest, fue construido para alojar a los dignatarios del partido con todos los lujos que les correspondían. El hotel forma parte de una inmensa manzana que, además de algunos edificios de ministerios, incluye el Palacio Presidencial. De hecho nuestra habitación daba al inmenso patio del Palacio que, entre otros adornos,  incluye una iglesia romanesca que data del Siglo VI.
El hotel es esplendido, pero si te vas a alojar allá quiero hacerte una advertencia: no vayas a aceptar la primera habitación que te ofrezcan… y talvez tampoco la segunda o la tercera. A pesar de los fastuosos corredores de todos los pisos, la gran mayoría de los cuartos son menos anchos que los pasillos. Las tarifas van de US$ 92 en fines de semana hasta US$ 145 entre semana.
El hotel mas memorable en que estuvimos esta en Varna, una pequeña ciudad búlgara en la costa del Mar Negro: se llama Grand Hotel London (Ulitsa Musala 3, Varna, Tel.: +35-9-52 6-641000,  www.londonhotel.bg ). Tiene 100 años de historia y excepto por la plomería, las instalaciones eléctricas y electrónicas, esta minuciosa y rigurosamente  restaurado a su elegancia original. A pesar de que solo tiene unas 50 habitaciones, excepto por piscina y un gran  salón de convenciones, tiene todas las facilidades que uno puede esperar en un hotel de 5 estrellas. Nos pareció no solo lindo sino amplio,  cómodo, con excelente cocina e impecablemente bien servido. En dos palabras: nos fascinó!
El recorrido por Rumania y Bulgaria lo hicimos en nuestra forma de transporte favorita: carro alquilado. En Bucarest arrendamos un Opel Insignia negro de Sixt, la única de las arrendadoras que nos permitió cruzar fronteras. El carro viene con todos los chiches: con kilometraje libre,  todos los seguros e impuestos nos costó alrededor de 54 euros por día. Las carreteras en ambos países son buenas, están bien marcadas, los mapas son detallados y nuestro GPS funcionó divinamente. A diferencia de las carreteras nuestras, en ellas no existen huecos. No vimos uno solo. Lo que si escasea son carreteras de doble calzada: en 2997 kilómetros que recorrimos solo  encontramos un trayecto de cuatro carriles  de alguna extensión entre Stara Zagora y Sofía, 190 kilómetros, aproximadamente.
En ambos países quedan abundantes  huellas de las cerca de cinco décadas de regímenes comunistas. Las cicatrices que más se notan son en la arquitectura: zonas enteras de ciudades y pueblos están saturadas de fríos e inhóspitos bloques de masivos edificios del llamado Realismo Socialista. Estos son especialmente protuberantes en Rumania donde el dictador  Nicolae Ceausescu, en su fallido intento de industrialización relámpago, destruyó cientos de pueblos  para  trasladar  los campesinos a bloques de edificios de pequeños apartamentos cercanos a las grandes fabricas construidas en recién fundadas zonas industriales. De ese inmenso esfuerzo quedan  muchas pequeñas ciudades y algunos campos con monótonos, escuálidos bloques de edificios de apartamentos y deprimentes ruinas de fábricas abandonadas. 
En Rumania también  la estética personal recuerda el pasado: en las calles uno encuentra mujeres que parecen salidas de los afiches sesenteros de la rozagante campesina con un atado de trigo en brazos, o de la sonriente obrera industrial, Héroe de la Revolución, que acaba de cumplir  la cuota fijada por el partido. Ambas de la cintura para abajo lucen un ceñido pantalón de lycra rosada, prenda que compite en popularidad con los tradicionales jeans descaderados. Los hombres en cambio parecen salidos de una película: en días fríos se ven como Marlon Brando en On the Waterfront (“Nido de Ratas”). En días cálidos se ven como Marlo Brando en A Street Car Named Desire (“Un Tranvía Llamado Deseo”).
En Bulgaria la cosa es distinta: aún para un viejo como yo es difícil dejar de mirar las esbeltas jovencitas que con gran desparpajo se  menean por las calles: parece que compraran su ropita de calle en uno de los numerosos Sex Shops de los cuales, hasta en los pueblos más pequeños, hay al menos dos en cada cuadra.
Rumania y Bulgaria fueron países profundamente  religiosos,  probablemente para mantener sus identidades cristianas durante los cinco siglos que fueron dominadas por el musulmán Imperio Otomán. Ambos países están sembrados de iglesias,  muchas de ellas en madera profusamente tallada,  y de hermosísimos monasterios.
Los monasterios eran autosuficientes y alrededor de ellos giraba toda la vida de la población circundante. De hecho los monasterios dominaban la vida de  los vecinos,  y muchos de ellos, amurallados, les brindaban protección. Según la época, fueron construidos en estilos romanesco, barroco, gótico o cualquier combinación de los anteriores, y están repletos de arte e historia. Muchísimos están cuidadosamente restaurados y abiertos al público. Desafortunadamente adolecen del mismo mal de que adolecen nuestros monasterios boyacenses: una grave escasez de monjes….  y monjas (para ser políticamente correcto). En ambos países hay que visitar al menos unos cuantos. Para escoger cuales te refiero a las guías de turismo; pero si vas a ver uno solo, que sea el Monasterio de Rila, un inmenso conjunto (mas de 8.000 metros cuadrados) que viene desde el Siglo X. Queda a algo mas de 100 kilómetros de Sofía.
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                  El Monasterio de Rila: se remonta al Siglo X, y sigue en servicio, aunque con menos de una docena de monjes.
Tanto Bulgaria como Rumanía tienen una gran afición a la música de todos los géneros. Las orquestas abundan, y hay teatros de Opera y Ballet no solo en las capitales, sino también en ciudades pequeñas: Nos sorprendió ver compañías estables con sus propios escenarios y temporadas mas o menos extensas  en ciudades pequeñas como Brasov (227.000 habitantes) y Constanta 234.000 habitantes) en Rumania y Varna (334.000 habitantes) y Plovdiv (338.000 habitantes) en Bulgaria. En Bucarest vimos una magnifica versión de Don Quijote por la Compañía Nacional de Ballet, y asistimos a un recital en el Atheneum, una de las mas suntuosas salas de concierto que hemos conocido: es completamente  circular queda encima del gran hall de entrada y esta dotada de todos los lujos de fines del siglo XIX. Lo mas interesantes es que fue construida gracias a  pequeñas donaciones recogidas entre toda la población de la ciudad.
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC07491.JPG Description: Ateneul Român stage.jpgDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC07394.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC07482.JPG  
El Atheneum de Bucarest: financiado con donaciones públicas e inaugurado en 1.888 .
Lo cual me lleva al tema de que fue lo que  mas nos gustó en estos dos países de los cuales no sabíamos que esperar. Empecemos con Bucarest (1.678.000 habitantes): es una ciudad muy verde, de bulevares con muchos arboles, hermosos parques y una gran cantidad de arquitectura monumental. Hay calles enteras que me recordaron La Gran Vía de Madrid,  con la diferencia de que no tienen en sus techos las bellísimas (y difíciles de ver) esculturas alegóricas de principios del Siglo XX porque fueron construidas en el estilo del Art Deco, en su masiva y solemne versión socialista. Bucarest es una ciudad muy linda, especialmente al inicio de la primavera, cuando hasta los arboles están floreciendo.
Bucarest tiene el edificio, después del Pentágono, con más área construida que existe en el mundo. Es el Palacio del Parlamento, cuya construcción inicio en 1984 el dictador Ceaușescu con la idea de hacer una especie de Kremlin, pero todo bajo el mismo techo. Para ubicar esta inmensa obra tumbo buena parte del centro histórico de la ciudad, incluyendo  doce iglesias, dos sinagogas, tres monasterios y más de 7.000 casas. Esta inmensa construcción neoclásica – muy ecléctica – de 12 pisos y 340.000 metros cuadrados de construcción, contiene 1.100 lujosísimos salones, todos diferentes y alberga el parlamento, muchas oficinas administrativas, y sirve de sede para convenciones, reuniones, bodas, fiestas y eventos de toda índole. Aun  así permanece prácticamente desocupado. El tour estándar para visitarlo dura algo menos de 3 horas y no logra mostrar sino una mínima parte. Pero vale la pena hacerlo: lo sorprendente es que a pesar de todo ese derroche estrafalario de exageraciones, todo es sobrio, muy elegante y de impecable buen gusto. Y algo más: el proyecto es tan grande que aún hoy sigue en construcción.
       Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria 2\DSC07881.JPG  
       Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria 2\DSC07817.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria 2\DSC06536.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria 2\DSC07772.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria 2\DSC07672.JPG
          El Palacio del Parmalento: impresionantemente grande, aún en obra…. y prácticamente vacío
Hay algo en Bucarest con lo que hay que tener sumo cuidado y son los taxis que son amarillos como los de Bogotá. Hay muchos, generalmente están en buen estado, tienen taxímetro y cada cual cobra lo que se le da la gana. Y es legal que lo haga. La única condición es que tenga fijado en el exterior de la puerta delantera  el cargo que cobra por kilometro recorrido: lo usual es de 1.2 a 1.7 RON (también llamados lei)  por kilometro, equivalentes a US$ 0.30 a US$ 0.45, pero los hay de 3.6 RON, 5.20 RON y aun más; reo aparte de la tarifa, físicamente todos son prácticamente iguales. No faltan los taxistas que “accidentalmente” tapan el taxímetro con un trapo,  los que lo borran antes de que uno lo alcance a leer, los que siempre lo dejan andando y los que dicen que está dañado. Si lo pides por teléfono con seguridad que llega uno de 5.2 RON, a menos que hayas  especificado 1.2 RON, el cual probablemente te dicen que no está disponible.
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC09003.JPGRumania es un país de regiones: la más conocida fuera del país es Transilvania por la horrenda imagen del Conde Drácula, popularizado por Bram Stoker. Déjame decirte una cosa, el Drácula de Stoker es de una dulzura angelical comparado a Vlad Tepes, Conde de Dracula (1431–1476) en quien se inspiró. Era conocido como Vlad el Empalador, porque tenía el pésimo habito de  empalar (palabra que la Real Academia - para no entrar en descripciones anatómicas -  define como “Espetar a alguien en un palo como se espeta un ave en el asador”)  a cualquier persona que no le simpatizara. Se dice que tras una batalla empaló a los 800 soldados enemigos que capturo. Sus victimas se calculan en miles. Lo curioso es que Ceausescu, lo ensalzó como héroe nacional.


El Catillo del Conde Dracula: hay evidencia de que Vlad Tepes ni lo conoció. 
Transilvania es una región montañosa, de lindos paisajes que nada tienen que ver con la horrenda imagen de su nativo mas famoso. Nosotros pasamos unos días en Brasov, una pequeña ciudad medioeval con un muy atractivo centro histórico. Desde luego fuimos a ver el famoso Castillo del Conde Drácula en Bran, que queda a menos de una hora por una linda carretera por colinas con bucólicas praderas, muchas vacas y aun mas ovejas. Nada que ver con terror. El castillo tampoco. Lo que es más: no hay evidencia de que el famoso conde siquiera lo conociera. A pesar de eso, gracias al ingenio de unos promotores, el Castillo del Conde Drácula es uno de los principales atractivos turístico de Rumania: hay largas colas que tras pagar 25 RON (US$ 6.50 aproximadamente) esperan largas horas para entrar.            
En la región de Brasov hay mucho mas que ver: en las cercanas Harman, Prejmer  y Feldioara hay iglesias fortificadas, y también cerca hay un castillo que si hay que visitar: el Castillo de Peleș construido a partir de 1873 por el Principe Karl de Hohenzollern-Sigmaringen, el militar alemán que fue rey de Rumania. El Castillo, situado en un inmenso jardín, es una combinación de caprichosamente combinados estilos, todos muy germánicos. El resultado es sorprendentemente lindo. Vale la pena hacer un corto desvío para conocerlo.
                          
                          
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC09280.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC09169.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC09184.JPG  Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Rumania\DSC09125.JPG
  El Castillo de Peles: tan germánico como el Rey Karl.
La historia de Karl de Hohenzollern-Sigmaringen es muy interesante. En la década de los 1860s Rumania pasaba por una de sus usuales turbulencias, pero los políticos y los lideres civiles, en forma muy patriótica e inusual resolvieron ponerse de acuerdo y buscar un rey para que gobernara su país. Hicieron una lista de los requisitos para el puesto y - cuan firma de cazatalentos - salieron a buscar candidatos en las realezas europeas. Así apareció Karl, quien aceptó el puesto, romanizó su nombre a Caroli I, y resulto ser un gobernante muy efectivo,  que logro la salida de los otomanes y gobernó en paz y prosperidad hasta su muerte en 1914.
La historia de Caroli I me hace pensar que sería muy bueno que para resolver la crisis que vivimos, nuestros líderes patrióticamente se pusieran de acuerdo y salieran a buscar un rey. Sé que en este momento los candidatos son pocos, pero pienso que la en Casa Grimaldi que desde 1419 ha dado pruebas de su capacidad de gobernar y generar riqueza, podría estar la solución. Claro que Albert II esta muy ocupado en  Mónaco, pero sus hermanas Caroline y  Stéphanie, que  tienen exactamente los mismos talentosos genes, son carismáticas, muy lindas y según la revista Jet Set están próximas a tener vínculos familiares con una miembra de la seudo-nobleza colombiana. Además están disponibles. Tú me dirás que tienen fama de ser no muy castas, pero te hago notar que la castidad no es requisito para ser muy buen gobernante: eso lo han demostrado plenamente Bill Clinton y François Mitterrand, para mencionar solo dos. Pero estoy divagando….
Algo más que quiero recomendar en Rumania es explorar el Delta del Rio Danubio,  que queda entre Ucrania y Bulgaria. Es un Danubio muy distinto al Danubio Azul de Johann Strauss, o el Danubio turbio  que cruza Viena, Budapest, o Belgrado. Es  una reserva natural de más de 4.000 kilómetros cuadrados muy verdes, con caños, ciénagas y lagunas,  y una colorida, abundante y variadísima fauna y flora que se recorre en medio de una asombrosa tranquilidad. Navegarlo en un soleado día de primavera como el que nos toco a nosotros es una travesía por una selva mágica. Una buena base para hacerlo es Tulcea.
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00216.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00077.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00174.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00111.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00076.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00101.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00119.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00046.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00148.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00098.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00152.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00168.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC00188.JPG
El Delta del Rio Danubio: muy distinto al Danubio de Viena es una selva…..
En Bulgaria también hay mucho que ver, pero como hace rato pasé las 4.000 palabras que son el límite tolerable para estas crónicas,  voy a ser muy breve:
Sofía (1.204.000 habitantes) es una ciudad arquitectónicamente interesante porque tiene de todo: tiene algo de  musulmán con múltiples minaretes que quedan de los cinco siglos de dominación musulmana, parte de Habsburgo por los lasos de la familia real con el Imperio Austro-Húngaro, y desde luego medio siglo de comunismo dejó inmensas y aburridas moles por doquier. Y tiene algunas joyas que hay que ver. Si uno visita una sola de ellas  tiene que ser la monumental Catedral Ortodoxa construida en memoria de Alexandur Nevski,  con todo su dorado esplendor.
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                               La Catedral de Alexandur Neksi, construida entre 1.904 y 1.912
Aunque sea solo por curiosidad uno debe par por las playas de Bulgaria sobre el Mar Negro, que fueron famosas por ser el único hueco de la Cortina de Hierro para el turismo occidental por allá en los años 1970’s, cuando llegaban centro europeos  y hasta británicos en planes de turismo muy baratos y eran totalmente aislados de los pobladores locales.
 Hoy esos 130 kilómetros de doradas playas con 240 días anuales de sol, son una larga serie de masivos resorts y monótonos edificios de apartamentos, muy populares en los países vecinos, pero nada que ver con las expectativas de los turistas de nuestro lado del globo. Sobre esa playa quedan varias ciudades, entre ellas Varna, Burgas y la antiquísima Nessebar, con 26 siglos de historia, declarada por Unesco Patrimonio de la Humanidad, pero nada que ver con Cartagena: ni se le acerca.
Para terminar, dos cosas mas dignas de ver en Bulgaria: una esta en  Veliko Ternova (68.000 habitantes), una pequeña ciudad medioeval  encaramada en unos riscos tan empinados que en comparación hace aparecer a Manizales en los Llanos Orientales. En un risco al otro lado de un pequeño rio hay un inmenso fuerte amurallado, Tsarevest, con  castillos, templos y pueblo incluidos, parcialmente conservados y restaurados,  que data del Siglo XII. Con un poco de suerte uno puede disfrutar del espectáculo de Luz y Sonido que prenden esporádicamente que se puede ver desde cualquier lugar de la ciudad y preferiblemente desde un salón o el cuarto del hotel. Es memorable.
La otra está en Plovdiv, la segunda ciudad de Bulgaria: en la colina donde se inició la ciudad y que hoy es un pintoresco y hermoso barrio histórico, queda un Teatro Romano que data del Siglo III. Tenía una capacidad de cerca de 7000 espectadores y buena parte ha sido restaurada al punto de que en la actualidad, aprovechando su gran capacidad de público y excelente acústica, se usa para representaciones y conciertos.
Description: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC03391.JPGDescription: C:\Users\jjjaeckel\Pictures\Rumania Bulgaria\Bar.Rum.Bul Ams.Fiords\Delta y Bulgaria\DSC03374.JPG
El Teatro Romano en Plovdiv: aún hoy presenta dramas, comedias y conciertos
Aunque me queda mucho que contar, con esto pongo fin a esta ya larga crónica….  pero no sin dar crédito a Yarka por todas las fotos que he incluido: son parte de las miles y miles que tomó, lo cual hizo la selección por una parte lenta, pero por otra un gran placer. Yarka documentó cada uno de los sitios que visitamos, cada actividad en que nos metimos….. y casi cada plato que probamos. Eso es lo que se llama almacenar recuerdos.
Hasta la próxima!
Juan Jorge Jaeckel

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